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Para echarse a temblar

viernes 21 de agosto de 2009, 17:51h
   No me esperaba yo que el buen ministro que está resultando ser el titular de la cartera de Fomento José Blanco fuese de los que creen que pueden opinar como ministro o "como persona" sobre asuntos tan serios y que alarman tanto a los ciudadanos como una posible subida de impuestos; por la mañana en la radio, entrevistado como ministro, insinuó que igual subían "para los ricos", por la tarde, comprobado que había hecho cundir el pánico, intentó zafarse explicando que en realidad era una opinión "personal" lo que había dado. Ja, ja, ja; si no fuera por lo serio que es jugar con el dinero de los contribuyentes, sería el mejor chiste del verano.

   Punto uno, nadie pierde la condición de persona por ser ministro, o albañil, pero cualquier opinión de un ministro sobre asuntos de su competencia directa o sobre la cosa pública en general solo se puede interpretar en clave pública y no personal, osea en clave política, esa opinión interesa por venir de quien viene: un ministro, no pepito. Y punto dos: pero cómo se le ocurre al poderoso y muy influyente dirigente del PSOE que es José Blanco que alguien se va a creer que lo que ha dicho de los impuestos es algo que se le ha pasado por la cabeza en ese momento, como podría haber hablando del calor, y que lo ha dejado caer a modo de reflexión sobre el hecho obvio de que de alguna parte tendrá que salir el dinero si se quiere extender el subsidio de protección especial de los 420 euros de un modo equitativo, y que deje de ser otra "Lotería de Zapatero"

   José Blanco es un ministro y un altísimo dirigente del partido gobernante, el PSOE, y la filosofía de su reflexión yo creo que es muy fácil de compartir: en una democracia desarrollada o simplemente civilizada, cuando pintan bastos los que ganan más tienen que ayudar a los que están en peor situación y eso solo se puede conseguir ajustando los impuestos a las necesidades. Cuando está claro que el dinero (nuestro dinero) va donde tiene que ir, pocos son los ciudadanos que se niegan a apretarse el cinturón. Pero, ¿está claro?

   La falta de criterio de este gobierno es, para mi, el problema, y lo que pone los pelos de punta cuando oyes a un ministro hablar de subir los impuestos "a los ricos". ¿Cuánto? ¿De dónde? ¿Y a quien, quienes son "los ricos"?. A un lado, un presidente presuntuoso y pretencioso obsesionado con gastar dinerales en cheques electorales y causas supérfluas, al otro, más de cuatro millones de compatriotas en paro, un millón trescientos mil de ellos sin ningún subsidio o prestación, y familias enteras que matan el hambre rebuscando literalmente en los cubos de la basura; este es para mí el problema.
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