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Un buen día para la fiscalía

Un buen día para la fiscalía

miércoles 11 de abril de 2007, 20:34h

Hoy ha sido un buen día para la fiscalía. Olga Ramos no dejaba de tomar notas a mano con su modesto bolígrafo Bic y su compañero Carlos Bautista tecleaba incesantemente en su portátil mientras su jefe, el teniente fiscal Javier Zaragoza interrogaba a la cúpula policial durante el 11M. En la mesa del tribunal, los magistrados Fernando García Nicolás y Alfonso Guevara escribían también sus apuntes al hilo de los relatos de Jesús de la Morena, ex comisario general de Información y Pedro Díaz- Pintado, ex subdirector general operativo de la Policía.

No era para menos. A diferencia de su jefe, los dos anteriores subordinados del fantasioso Díaz de Mera, fueron llevando a los congregados en al Sala a los escenarios donde se fueron conociendo todos los datos y se tomaron las principales decisiones en los días terribles del 11 al 14 de Marzo y en la tarde-noche del 3 de Abril, cuando los suicidios de Leganés. Buen día para la fiscalía porque ambos responsables policiales confirmaron que fueron por buen camino al instruir el sumario cuando descartaron a ETA de su línea de investigación. Lo mismo que se hizo casi totalmente en la misma tarde del 12 de Marzo de 2004 en el despacho del ministro del Interior, Ángel Acebes, una vez que desapareció cualquier posibilidad de que el explosivo utilizado por los terroristas fuera el  Titadine habitual en las salvajadas etarras, se habían examinado los detonadores y traducido la cassette de rezos islamistas encontrados en la Renault Kangoo.

Tenían ya identificada la dinamita GOMA 2 Eco de la mochila-bomba de Vallecas y, sobre todo, se abría camino por la senda que marcaba la  tarjeta del teléfono móvil. Quedaban entonces poco más de 24 horas para que detuvieran al primero de los presuntos terroristas implicados en la trama, Jamal Zougam. Ese día, según el relato de Jesús de la Morena, un hombre de gran facilidad de palabra, que se presentó en la Sala vestido con traje azul marino, camisa blanca y corbata azul clara, los expertos del cuartel general de la Policía en Canillas gritaron “¡Bingo!” Sabían que la tarjeta encontrada en el teléfono que iba a activar la mochila-bomba que no estalló en los trenes había sido comprada por un tipo del que se tenían distintas informaciones por haberse significado como un activista radical islámico. “Esa línea de investigación es buena”, se dijeron los expertos de información. Y por ahí se tiró investigó hasta que hemos llegado a hoy.

SOSPECHOSOS HABITUALES.

“¿O sea, que van ustedes y le detienen por ser 'sospechoso habitual' de terrorismo islámico?" le preguntó con su ronquera y sequedad habitual el letrado José Luis Abascal, defensor de Zougam, sin apartar la vista de su portátil. Muy atildado, como siempre, camisa azul con cuello blanco y corbata granate oscura a rayas blancas, Abascal tuvo hoy mal día. Ante la evidencia de a dónde ha llevado aquella detención, el testigo de la Morena se permitió en la respuesta su particular ¡Viva Cartagena! que el presidente Gómez Bermúdez estuvo a punto de cortar por considerarlo excesivo: “!Es la mejor decisión que tomamos en nuestra vida!”, exclamó entre las preguntas-protesta del abogado que no se cansaba de repetir que a Zougam le detuvieron solo porque sospechaban que era un radical. Una catarata de preguntas y protestas de la defensa que intentaba desmontar una incontestable evidencia.

Tras la caída de Zougam y de unos cuantos más de su locutorio de la calle Tribulete se fue deshaciendo el liadísimo ovillo de la trama hasta dar con los otros 28 acusados en el banquillo, a través del sinfín de pruebas que llenan los 93.000 folios del sumario 20/2004. Al final el presidente cortó al letrado con un razonamiento que es de Perogrullo para cualquiera que siga las jornadas de este juicio. “No me diga que impido el derecho a la defensa si no le he interrumpido cuando ha hecho muchas preguntas que no tienen nada que ver con los intereses de su defendido”.

NI RASTRO DE ETA.

Porque esa es otra. Abascal es de los más extravagantes y reincidentes en sus preguntas para apuntalar la teoría de la conspiración. Y también en eso hoy ha sido para él un mal día. Los dos máximos responsables profesionales de la Policía en el 11M se han cansado hoy de decirlo: ni una sola prueba de la autoría o participación de ETA en los hechos que se juzgan, ni un solo informe que avale la teoría de una colaboración entre al banda de “El Chino”, presunta autora de la masacre, y los etarras. Una vez más los hechos frente a las especulaciones. Pero no han acabado. Habrá más aunque parece que se van a llevar nuevos revolcones: hasta la Casa de Campo van a llegar para atestiguar los cuatro policías que utilizó Díaz de Mera para su cada vez más evidente fabulación. Así lo ha pedido la fiscal Olga Sánchez. Y parece que se promete otro día feliz para la fiscalía. Al tiempo.

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