José Tomás apuesta por la técnica y el dominio... sin perder el arte

El mesías del toreo, que está concluyendo su magnífica temporada de 2009, plena de éxitos... ¿y sin cogidas!, parece haberse apuntado en sus últimas tardes a una lidia de mayor enjundia técnica y mando sobre sus bureles. No quiere decir esto, quia, que no continúe José Tomás con su ortodoxia y clasicismo; con su toreo de corte artístico, valeroso y olé. Pero tanto en Palencia como en Albacete, sobre todo en este coso tan torista, donde lidió dos galafates de gran trapío y astifinos pitones, se dedicó más a torear para sí mismo que para el público. Bien es verdad que, como debe ser -pues el toro es la partitura sobre la que el coletudo hace sonar la múusica-, ajustándose a las condiciones de los bicornes.

Algo hubo en la capital castellano-leonesa, donde no abrió la puerta grande y quzás no se le entendió del todo. Mucho más cascabeleó en la mayor capital castellano-manchega. Allí en su plaza de exigencias toristas y afición poco facilona, no fue lo que sus forofos pensaban: el fin de la historia ni la desconcatenación astral con el de Galapagar, que había despertado la mayor expectación que se recordaba en muchos lustros, no. Pero el festejo, quinto de su amplia feria, dejó una serie de interesantes detalles sin redondear que lo hicieron atractivo. Eso, al margen del empate a orejas entre el que llaman el sumo sacerdote de la religión laica que es la Fiesta, y su telonero Vicente Barrera, al que debió sumarse el local Juan Luis Rodríguez, que se doctoraba y dio réplica a ambos, aunque falló a la hora de despenar a sus enemigos.

Como se afirma líneas arriba, esta vez no hubo festoneo estético de José Tomás, pero sí ético y de profesioanlidad de la buena. Porque con un lote complicado, rebrincado y que se defendía, José Tomás fue capaz de cscabelear una esmeradísima y complejísima técnica hasta corregirle los defectos a ambos, y sin encimismos, sino a distancia. O sea, jugándose la vida sin cuento ni heroicidades, con todas las ventajas para los toros, cuyas embestidas templó siempre con muchísimo mando. No festoneó la esperada explosión tomasista, que esperaban sus fidelísimos seguidores y el resto de público que abarrotaba el bello coso neomudéjar albaceteño, pero José Tomás habría salido a hombros y en volandas pot la puerta grande... de no haber marrado también con las armas toricidas en el quinto tras haber logrado un trofeo del segundo de Las Ramblas, como todo el encierro.

En definitiva que esta 'nueva' dimensión de José Tomás, que sigue escondiéndose y sin hacer declaraciones que confirmaran o no este cambio, parece añadirse a última hora de la actual campaña a sus ya consabidas virtudes artisticas. Lo cual completa mucho su tauromaquia, aunque le falte enfrentarse a bicornes de ganaderías duras, como Victorino Martín, Dolores Aguirre, Miura, Palha, Adolfo Martín etc. En cualquier caso, José Tomás tendrá tiempo y lugar de desmostrarlo en los escasos compromisos que le quedan, y sobre todo en su cierre en 2009, en Barcelona el 27 de este mes, para dar réplica a la polémica votación de días después en el Parlament en la que se quieren suprimir las festejos taurinos en toda Cataluña. Esa si que es una batalla y una guerra fundamental para él y para la Fiesta.