Embrollo familiar

No descansa Fabricio Correa en sus denuncias en contra del “círculo de poder”, “círculo oscuro” o “círculo rosa” que según él rodea a su hermano menor, el Presidente de la República. Al Vicepresidente acaba de decirle que miente, a la Asamblea Nacional que es un “periquito” y al Ministro de la Política que califica para “mongolito”, de acuerdo con sus declaraciones a los medios de comunicación ayer.

Del otro lado, es decir, de quienes reciben sus gruesas andanadas, las respuestas son relativamente cautelosas. Tampoco las acciones de los organismos de control del Estado y hasta de la propia Fiscalía son como el interesado cabría esperar o como eran antaño ante casos de menos monto, pero más bullados. La estrategia parece que es otra.

Acaba de conocerse que los últimos ocho meses del año en curso sólo en publicidad y difusión de la Presidencia de la República gastó cerca de cinco millones de dólares.

La “ofensiva” contra las denuncias y el carisma de Fabricio Correa ha ganado peso en las preocupaciones del régimen y significa una dura mordida en el  bolsillo de los contribuyentes, que nada tenemos que ver con este  embrollo familiar.

Si el Presidente, como se vio en el canal estatal, de muy mala gana se sentó a dialogar con el movimiento indígena e hizo que su Vicepresidente lo hiciera con la UNE, ¿por qué no lo hace con Fabricio, a quien le une la sangre? “El corazón tiene razones que la razón desconoce” es una frase que se atribuye a Blas Pascal  y que bien podría servir de brújula para orientarnos en este laberinto.