El avance rotundo del nuevo brote de influenza A/H1N1 en todas las latitudes es una realidad que ya nos habían anunciado los expertos y que felizmente parece no ser tan ominoso. Definitivamente el patógeno es tan pegajoso como cumbia colombiana, pero su peligrosidad de momento es limitada.
Limitada pero no trivial: muchas personas en el mundo pagarán con su vida nuestra falta de defensas naturales contra la configuración genética de este invasor, y todos esperan que la producción global de vacunas ayude a mitigar el impacto.
Hasta el momento hay al menos cuatro vacunas comerciales en el planeta, y según me comentaron ayer tres directivos e investigadores del Tecnológico de Monterrey, todas ellas se producen mediante una tecnología que tiene décadas: la multiplicación del virus en huevos de gallina en un proceso tan tardado que nos acaban de anunciar que los mexicanos recibiremos los primeros lotes de vacuna contra este virus a fines de año.
En el Tecnológico de Monterrey se pusieron la pila desde que surgió la emergencia: en los primeros días de mayo, usando la capacidad instalada del Centro de Biotecnología Femsa, movieron equipo de un lado a otro y en tres días de desvelos crearon una línea de diagnóstico basada en la clásica reacción en cadena de la polimerasa, pero en una variante tan buena que Novartis reconoció el avance premiando la investigación con un lugar en su iniciativa BioCamp.
Pero los científicos del Tec no se quedaron en el mero diagnóstico, sino que fueron por todas las canicas, y decidieron apostar por la fabricación de una vacuna fabricada a base de ingeniería genética, que en vez de reproducirse en huevos de gallina se multiplique en reactores biotecnológicos.
¿La respuesta inicial a su proyecto? El escepticismo y la incredulidad. Les dijeron que perdían el tiempo y que lo que deseaban producir era imposible. Si hubieran hecho caso de estas voces enteradas pero quizás demasiado prudentes, no habría pasado nada.
Felizmente, los investigadores ignoraron esas voces escépticas y gracias a ello han logrado situarse a unos pasos de lograr eso que se decía imposible: una vacuna recombinante capaz de proteger contra el virus A/H1N1. Las pruebas se han hecho hasta ahora en animales, pero pronto podría haber noticias sobre pruebas en personas.
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Opinión extraída del Periódico Milenio 15/10/2009
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