¡A esconderse!

Casi un centenar de millones gastados en publicidad y en medios de propiedad del Gobierno, unidos a las cadenas sabatinas, no han logrado detener la caída de la tan añorada popularidad presidencial. Los anuncios de la algazara sabatina pasan desapercibidos, tanto que han tenido que repetirla en esta semana con cadenas diarias en las que han usurpado la sintonía del público, especialmente en los medios aún independientes.

Como nada les ha dado resultados, los sabihondos del negocio de publicidad tienen como estrategia de emergencia escandalizar al país y luego, como gran regalo navideño, suspender los cortes de luz “pese a la adversa naturaleza”  y sólo gracias a la supuesta genialidad de los “gobernantes”, que han demostrado lo contrario.

Las comisiones ad hoc sobre impunidades, deudas, quiebras bancarias, derechos humanos, angosturas —todos sus miembros convertidos en comensales de Palacio—, así como otros estamentos del Gobierno,  se aprestan a orquestar esta estrategia política.
 
Veremos reiterar acusaciones al pasado, presiones a la justicia, escándalos y altas autoridades rasgándose las vestiduras y clamando por prisiones.

Esta es la última estrategia para tratar de convencer a un pueblo que ya no come cuentos, que empieza a angustiarse por la economía y que entiende que ya llegamos a un punto de inflexión en que podemos perder todos nuestros derechos civiles. Es por esto que, ante el funcionamiento orquestado de los ventiladores oficiales, no queda por demás una recomendación para esconderse o abrir el paraguas a tiempo.