Multitudinario desayuno informativo en Madrid del presidente de la Generalitat de Cataluña,
José Montilla, para elevar unos grados más la temperatura política, ya sobrepasado el nivel de fundición, en torno al Estatut de Cataluña. Montilla no se anduvo por las ramas: fue directo al grano para explicar muy claramente tres mensajes: que el PP, en general, y Mariano Rajoy, en particular, son culpables de esta situación política por haber denunciado el Estatut al Tribunal Constitucional; que acatará por la sentencia por imperativo legal, pero que actuará políticamente contra cualquier sentencia restrictiva del Estatut, y una clara amenaza: "No escuchar lo que dice Cataluña es grave; no entender lo que dice, peor".
El coloquio posterior a la conferencia de Montilla se centró, exclusivamente, en el Estatut de Cataluña, pese a que el conferenciante había introducido en su discurso inicial otros factores para la reflexión, como la crisis económica y el paro galopante por el que atravesamos, o como la corrupción política que, en los últimos tiempos, tiene en Cataluña un paradigma igual o superior al 'caso Gürtel' en Madrid o en Valencia.
Pero Montilla sabía a qué venía a Madrid: a presionar -aunque negándolo explícitamente- al Tribunal Constitucional, advirtiendo que cualquier restricción al Estatut -cualquiera, sobre todo las más importantes, como puedan ser el concepto de 'Nación' o la obligación de conocer el catalán, amén de otras relacionadas con la financiación- serán constitutivas de una especie de '
casus belli'. "Respetemos la dignidad de Cataluña", dijo explícitamente, y con un Estatut cuestionado esa 'dignidad' no se respeta, dio a entender, para añadir taxativamente, aunque él no es un constitucionalista de reconocido prestigio, que "el Estatut es constitucional; es ley y la ley se debe aplicar".
Defendiendo esa pretendida constitucionalidad, Montilla siguió afirmando que "hemos procedido con normalidad institucional; hemos actuado con lealtad y España no se ha roto, como decían algunos". Ahora bien, si el Constitucional decide 'rebajar' el Estatut, la paz social se va a resentir, según dejó traslucir el
molt honorable president a lo largo de su intervención: "¿Nos están diciendo que los catalanes no cabemos en la Constitución, donde sí caben el resto de los españoles?".
De ser así, Montilla no descarta que, sobre todo a través de unos socios en el Gobierno, ERC, Cataluña se convierta en "una fábrica de independentistas". Si bien reconoció poco después que, efectivamente, si hubiera un referéndum para la independencia, quien lo planteara lo perdería: "La mayoría de los ciudadanos en Cataluña no quieren la independencia", dijo, basándose en "encuestas".
¿Los culpables? Rajoy el PP
Más allá de las presiones y amenazas, Montilla traía a Madrid un mensaje de los de intento de dar la vuelta a la tortilla. En ningún momento respondió a la incongruencia que supone decir que el Estatut es constitucional y, sin embargo, temer la sentencia del único tribunal que pueda certificarlo, el Tribunal Constitucional. ¿Por qué tanto pavor? Sin respuesta.
Pero más importante era señalar a los 'culpables' de esta grave situación política que se ha originado: son el PP, en términos generales, y
Mariano Rajoy, muy en particular. ¿La razón de esa culpabilidad? Haber denunciado al Tribunal Constitucional el Estatut de Cataluña. Otras razones esgrimidas eran las "presiones" que, según Montilla, ha ejercido el PP sobre el Alto Tribunal, muy especialmente dos: recusar al magistrado
Pablo Pérez Tremps y no 'bloquear' la renovación del Tribunal desde hace dos años. Montilla obvió que fue el Partido Socialista el que impidió el acuerdo, al no aceptar a los candidatos que proponía el PP y que habían pactado previamente
Rajoy y
Zapatero:
Francisco José Hernando y
Enrique López.
En este punto acusativo, Montilla calificó de "indigna difamación contra Cataluña y su aportación a España" la campaña explicativa sobre cuánto aportaban unos y otros. O, por ejemplo también, el pedir un referéndum en España sobre el Estatut de Cataluña. Por tanto, Montilla, más que pedir, exigió al PP que "retire el recurso contra el Estatut", ya que sólo así es posible lograr la convivencia socio-política.
Contrariamente, Montilla defendió a capa y espada el editorial-presionador que 12 periódicos de Cataluña emitieron la pasada semana porque "no estamos hablando de un editorial conjunto. Estamos hablando de toda una sociedad". Así, pues, "comprendo y comparto" ese espíritu de los periódicos catalanes, y eso, claro, ni puede ni debe ser considerado como "presión".
Y para hurgar más en la herida, Montilla tuvo también su pequeña puyadita para su oponente político catalán, la CiU de
Artur Mas. ¿Habrá otro pacto como el del Tinell, o como el del Majestic, contra el PP, con notario incluido? "CiU ya se ha olvidado del notario; en todo caso ya está pensando en el 'registrador'". Grandes risas, porque Rajoy es registrador y Montilla decía, en realidad, que Mas y Rajoy pactarán en Cataluña… si las matemáticas lo consienten.
El punto y final de esta sesión de conferencia-coloquio-presión-política fue espectacular: "Nosotros no somos, ni yo soy, independentistas". Eso antes de hablar de la acumulación de cargos políticos por su propia mujer: "Mi mujer acumula los cargos que acumulan docenas de alcaldes de poblaciones. Pero no todos son mujer y, desde luego, no son mi mujer".
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"Mi objetivo no es presionar al Tribunal; aquí quien ha presionado en estos últimos años es el PP"
Si (
No(
