"Simplemente tenemos que conocer un poquito los escenarios económicos de cada país para saber en qué estaba pensando cada uno de ellos. Esto tiene nombre y apellidos: petróleo y gas", afirma Espinosa en una entrevista que publicó el domingo el diario "Público".
La titular de Medio Ambiente, que participó en la Cumbre de la ONU sobre el Cambio Climático celebrada en la capital danesa del 7 al 18 de diciembre, responsabiliza del fracaso de la convocatoria a China e India, "que no querían un acuerdo vinculante", y a Venezuela, Bolivia y Cuba, "que planteaban el inmovilismo absoluto".
La ministra española comenta que el documento final de Copenhague "no es un acuerdo ambicioso ni vinculante" y que obliga a "un año de trabajo" hasta la cumbre de México, que se celebrará en noviembre de 2010 y que será la primera cita oficial para cerrar un pacto global obligatorio que sustituya al Protocolo de Kioto en 2013.
Respecto al papel desempeñado en Copenhague por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, Espinosa declara que "su actitud sí fue constructiva para ayudar a la UE" y recuerda que el país norteamericano "no quiso estar en el Protocolo de Kioto y hasta hace poco había un negacionismo del cambio climático".
La conferencia de Copenhague concluyó con un acuerdo político de mínimos entre Estados Unidos, China, India, Brasil, Sudáfrica y otros países, pero del que la Unión Europea se sintió excluida y que contó con la oposición abierta de naciones como Venezuela, Nicaragua, Cuba y Bolivia.
El convenio incluye la intención de limitar a dos grados centígrados el aumento de la temperatura planetaria, reducir las emisiones de gases contaminantes y movilizar 30.000 millones de dólares entre 2010 y 2012 para los países más vulnerables al cambio climático.
No obstante, el texto final sólo señala que esta financiación provendrá de fuentes privadas y públicas, sin especificar cuánto aportará cada país, y no menciona cifras concretas para la reducción de gases contaminantes.