El panorama no es igual, pero sí parecido: los franceses se han decidido por dos primeras figuras para resolver la sucesión de Chirac en la presidencia de la República francesa. Dos notables diferencias, de entrada: primero, que entre nosotros no decidimos presidente de la República, y en segundo lugar, que el abanico de candidatos "con posibilidades" para el elector francés era más amplio: a los dos mejor colocados acompañaron un centrista poderoso, Bayrou y un notable ultraderechista con amplia experiencia, Le Pen. El segundo parece que esta vez queda definitivamente descartado para el futuro, y de ello se beneficiará Sarkozy. En cambio, Bayrou podía tener mucho más futuro, y acaso participar de algún éxito con la presidenciable Royal.
Ahí estarán las clave para la segunda vuelta, que es otra significativa diferencia que tienen las elecciones francesas en relación con las españolas. Los franceses tienen una doble oportunidad para decidirse y elegir, y no sorprendería demasiado que quien "llegó segunda" el 22 de abril pudiera llegar la primera el 6 de mayo... precisamente, el reparto de los votos destinados a los restantes candidatos deberá determinar qué sucede "a la hora de la verdad verdadera". Si Ségolène, como parece en principio probable, logra sumar los apoyos que tuvo Bayrou, podía dar la sorpresa y el disgusto de su vida a Sarkozy, ahora mismo primero en línea de sucesión, y subido a su caballo Napoleón... En cambio, tampoco se descarta que "Sarko" se sume votos del centrista. La campaña electoral que ha venido realizando en los últimos meses se ha dirigido preferentemente a ese objetivo, y cabe suponer que lo seguirá haciendo, si cabe con mayor énfasis, en los días siguientes. Los votos logrados ya son suyos, con toda probabilidad, y muchos d e los de Le Pen, también lo serán. Pero quienes más se verán requeridos serán esos centristas en cuya papeleta estará el resultado último.
Las francesas y los franceses tienen ahora dos semanas para repensar su voto y determinar lo que quieren: la continuidad o un relevo en la presidencia conservadora de la República pero también la continuidad en el género de "la cúpula" de la Nación o la enorme novedad de que una mujer se pudiera estrenar en ese muy relevante puesto... Los candidatos van a hacer su esfuerzo final para resultar más convincentes. Francia, y el resto de la Unión Europea, están observando qué sucederá. Después del no francés a la Constitución, también se espera que el siguiente presidente de la República determine su inclinación: ¿Con los europeístas Merkel o Zapatero, o con el euroescéptico Blair? Todos los europeos votaremos el 6 de mayo en Francia...
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