Cuando suenen las doce campanadas que darán la bienvenida al 2010 cada uno se repetirá sus propósitos para este año entrante; dejar de fumar, perder esos kilitos de más, salir a correr cada mañana, sacar al perro a pasear por lo menos una vez al día, hablarle por teléfono a la abuela más seguido, levantarse más temprano, leer más, gastar menos...
Y si pudiéramos entrar en la mente de Barack Obama ¿Cuáles serían sus más anhelados deseos para este 2010?
Evitar a toda costa los atentados terroristas
Que quede definitivamente aprobada la reforma sanitaria
Que mejore la economía (de verdad)
Jugar más al golf y al baloncesto
Crear más empleos
Cerrar Guantánamo (de una buena vez)
La reforma migratoria
Hacer puntos para que se le deje de cuestionar su Nobel de la paz
Leer la pila de libros amontonados en la mesilla de noche
Poder llevar a Michelle a cenar más seguido
Traer de vuelta a los soldados destinados en Irak
Algunos deseos son más viables que otros pero ojalá que para el 2010 las cosas pinten mucho mejor para el inquilino de la Casa Blanca porque eso a su vez impactará favorablemente en Estados Unidos y quizá también en el resto del mundo.
Si (
No(
