Así están las cosas. La organización terrorista se encargó durante todo el lunes de anunciar a bombo y platillo una noticia muy distinta,
a través de un comunicado del Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK). En él, se anunciaba un año 2010 lleno de protestas, huelgas de hambre y actos en contra de la política de dispersión de presos, todo ello dirigido a España y Francia. Pero tras la traca se esconde un intento de radicalizar a los presos que siguen su línea dura.
Por el contrario, estaría creciendo la corriente interna que es típica en este colectivo de presos: intentar recortar sus penas abrazando posturas menos radicales, dando así su apoyo a las teorías más suaves dentro del entorno etarra, las que apuestan por la vía política y la condena de la violencia para conseguir el objetivo independentista vasco.
Esa corriente se habría llevado un varapalo por parte de la banda con la de 'militancia' de al menos 5 presos, con la excusa de “haberse salido de la disciplina y protección del colectivo”, según una nota del citado colectivo de presos políticos vascos que sigue las órdenes directas de la dirección de ETA.
Los expulsados son
Valentín Lasarte -responsable, entre otros, de los asesinatos de
Gregorio Ordóñez y
Fernando Múgica -,
Iñaki Recarte, Jorge Uruñuela, Andoni Muñoz y
Esteban Murillo. Todos han expresado en los últimos tiempos su rechazo a ETA y el perdón a las víctimas y mantienen el compromiso en el pago de la responsabilidad civil exigida, algo prohibido por la banda. Lasarte incluso habría aceptado un empleo en el economato de su prisión.
Qué implica
La realidad es que algo se mueve en el entorno etarra y que
Arnaldo Otegi estaría liderando una corriente abertzale de condena de la violencia como forma de liderar el frente soberanista vasco, aliándose con las corrientes legales como son Aralar o EA. Fuentes antiterroristas observan y estudian con cautela estos movimientos pues podrían ser simples artimañas para justificar su legalización como partido tras la desaparición de Batasuna, aunque no se ve con malos ojos ni por la lucha antiterrorista ni por el Gobierno que haya una condena expresa de la violencia sea o no sincera.
Es la corriente que estaría triunfando realmente en el colectivo de presos, y no la que declara ETA con
contra-informaciones como la de ayer en Gara, anunciando huelgas de hambre contra la dispersión y las condiciones carcelarias.
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Contradicciones
Sin embargo aún hay cancha para las contradicciones. En año nuevo se supo a través de un documento perteneciente a la izquierda abertzale incautado por la Guardia Civil a la organización Segi que se está debatiendo la condena de la violencia terrorista. Pero en él se advertía claramente que la gente, sus bases, no entendería un rechazo a las armas.
Además, el batasuno Otegi ha negado haber escrito la carta que criticaba la vía de la violencia aparecida en los medios de comunicación, siempre según lo declarado por su abogada al diario abertzale Gara.
El caso es que sí hemos podido constatar que existe un moderado y cauto optimismo en sectores de la lucha antiterrorista ante un año 2010 que podría ser decisivo para el futuro del entorno etarra y la propia banda. Un cambio cuyo alcance desconocemos pero está claro que algo se está moviendo, apartando a los más 'duros' de las nuevas corrientes que toman terreno.
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