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PEPE 2

PEPE 2

miércoles 06 de enero de 2010, 21:33h

El 15 de diciembre pasado,bajo el título PEPE, les envié mi análisis sobre la creación del “Fondo del Bicentenario”. Desde el punto de vista económico, rescato algunos de los puntos tratados que aún mantienen vigencia:

… El “relato” arriba expuesto pone de manifiesto un solo tema. No se trata de bajar riesgo país y mejorar el financiamiento privado. (Aunque eso pueda ser un subproducto deseable). La verdad es que el constante deterioro de la situación fiscal obliga a usar parte de las reservas del Banco Central para pagar deuda del Tesoro. Bajo el nombre de “adelantos transitorios”, “distribución de utilidades”, o “Fondo del bicentenario”. Se podría llamar “pepe”, el tema es el mismo: No hay superávit fiscal para comprar dólares
genuinamente y pagar deuda en dólares. No hay superávit fiscal para pagar deuda en pesos.4. Se termina pagando la deuda en dólares con reservas (compradas con emisión y deuda originada en la liquidez del sistema financiero local –lebacs, etc.).

Y se termina pagando deuda en pesos con emisión-inflación.5. El riesgo país puede caer. O puede subir al quedar explícito, de esta forma, que el gobierno no piensa en ningún ajuste fiscal, sino que piensa en los
18000 millones de dólares en “reservas excedentes” como mecanismo de financiamiento del gasto total. Reduciendo el margen de maniobra cambiario y la calidad del patrimonio del Banco Central.6. Las reservas excedentes, como las utilidades por diferencia de cambio del Banco Central, son un “blanco móvil”, siempre se puede devaluar para aumentar las reservas de libre disponibilidad.7. Implica, finalmente, reconocer que el canje de la deuda en default puede no ser tan exitoso como para permitir nuevo financiamiento por el monto necesario para renovar la deuda que vence en el 2010, sin recurrir a las reservas del Banco Central.

Ahora, a partir del conflicto institucional planteado, (que también sugerí, en esa nota), agrego  algunas consideraciones sobre la cuestión institucional  y otras de carácter económico.

De la lectura de los puntos pertinentes de la Carta Orgánica del Banco Central, se desprende lo siguiente:

1. El Banco Central no está sujeto a órdenes del Ejecutivo.

2. El directorio resuelve por mayoría simple, salvo casos especiales, y el Presidente tiene doble voto en caso de empate.

3. No se pueden colocar las reservas en instrumentos que no gocen sustancialmente de inmediata liquidez.

4. La remoción de directores del Banco Central, sólo puede hacerse por incumplimiento de lo dispuesto por la Carta Orgánica, o inhabilidades manifiestas, previo consejo de una comisión del Congreso integrada por los presidentes de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Finanzas de ambas Cámaras, y presidida por el Presidente de la Cámara de Senadores. (Hoy las autoridades de las comisiones en el Senado no están designadas, de manera que habría una comisión de  tres miembros, un kirchnerista, uno por la Coalición Cívica y…Cobos.

5. Un nuevo Presidente puede ser designado, con acuerdo del Congreso, o en comisión, sólo hasta el fin del mandato del Presidente removido (en este caso el 23 de septiembre del 2010).

6. El directorio puede “incumplir” las normas de la Carta Orgánica, sólo bajo orden expresa del Congreso.

Hasta aquí, los aspectos institucionales.

Bajo este panorama, el DNU de la Presidenta que “toma” 6500 millones de dólares de las “reservas excedentes” (de 18000 millones de dólares) para pagar cualquier tipo de deuda, a cambio de un Bono público absolutamente ilíquido a 10 años, requiere, sin dudas, de su aprobación explícita por el Congreso para que el Directorio del Banco Central, cualquiera sea su composición, pueda considerar apruebar la operación.

Pero el DNU agrega una cuestión grave.  Define a todas las “reservas excedentes” como pasibles de ser utilizadas para el pago de cualquier tipo de deudas y, por lo tanto,, elimina la protección de estas reservas del Banco Central, ante acreedores  de deuda argentina, porque libera a esas reservas de ser “prenda exclusiva de garantía de la base monetaria”. Cosa que ya se había hecho en el pago al FMI, pero, en ese caso, limitando el uso de las reservas a deudas con organismos internacionales de crédito.

En otras palabras, un holdout podría presentarse ahora ante el Juez Griesa y decir  “Su señoría, esos dólares que tiene el Banco Central son, según el Gobierno Argentino, mi deudor,  reservas excedentes para pagar todo tipo de deudas. Yo soy tenedor de una deuda, ordene, por favor, el embargo de esas reservas en dónde estén, porque yo tengo tanto derecho, como cualquier otro acreedor, a cobrar”.

 ¿Y entonces?. Entonces, puede ser que éste, o un nuevo Directorio del Banco Central esté dispuesto a violar la ley. O puede ser que el Congreso, finalmente, apruebe el DNU.

Pero supongamos por un instante que el Congreso o, en su caso, la Justicia,  inhibe al Banco Central de constituir el “Fondo del Bicentenario”. ¿Qué pasa?. ¿ Vamos al default?.

No necesariamente. El gobierno puede, sin ajustar el gasto, ni aumentar todavía más la presión fiscal, apropiarse de recursos líquidos en el sistema bancario (reemplazar Lebacs en el Banco Central, por Bonos del Tesoro) . Vender los activos de la ANSES que no son deuda pública. Y vaciar aún más fideicomisos y otras cajas y cajitas que quedan por ahí

.El problema básico, como comentaba el 15 de diciembre, es que el gasto público está desbordado, y es difícil que pueda ajustarse sustancialmente el próximo año. Y que la presión fiscal está en el máximo.

 La economía creciendo agrega recursos, pero serán utilizados para gastos no contemplados aún presupuestariamente, como aumentos salariales o subsidios varios.

¿Y entonces?. Entonces, el financiamiento del gasto, sin uso explícito de las reservas, será utilizando al sistema bancario. Con más inflación –emitiendo para cancelar Lebacs- y con deterioro creciente de la calidad de los activos del sistema financiero que respaldan los depósitos. (Al final es perdiendo reservas, como hasta ahora, por fuga de capitales por desconfianza).

¿Cuánto hay disponible en el sistema financiero, sin generar una explosión de la tasa de interés y una expulsión del sector privado del crédito?. Probablemente, un número similar al del Fondo del Bicentenario, el equivalente de  7000-8000 millones de dólares.

 En síntesis. Institucionalmente, como todo lo que toca la administración K, un desastre.

Económicamente, explosión de gasto, sin financiamiento genuino, con uso del sistema bancario y fondos varios.

¿Le suena conocido?. A mí sí, por eso lo sigo llamando PEPE. 

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