¡Qué Dios nos coja confesaos!

¡Uf, por fin! Se acabaron las dichosas y hartibles fiestas navideñas, pasaron los Reyes y, con algunos kilos de más y el estómago hecho picón, volvemos a la anormal normalidad. Los políticos, con "mono" de titulares, vuelven a convocar a los medios de comunicación para decir las mismas tonterías que hace quince días, pero más cargadas de bombo que para eso queda menos tiempo para las próximas elecciones. Zapatero continuará siendo el mago de la ilusión que trata de encandilarnos a todos con su deseada presidencia en la Unión Europea donde va a hacer realidad ese chiste digno de las hemerotecas de que en seis meses él solito va a acabar con la crisis, no de España, no,...de toda Europa. Mientras, ya lo ven, continúa subiendo el paro inexorablemente y muchos no le ven -le vemos- la punta a ese repunte económico que los socialistas tanto anuncian y que no se ve por ningún lado.

Aquí, en Andalucía, ¡qué quieren que les diga! más de lo mismo. 2010 no se va a diferenciar mucho de 2009 si miramos nuestros bolsillos. Griñán seguirá peleándose con Chaves para que le deje mandar, aunque sólo sea un poquito; Arenas insistirá con lo del timo de la estampita de la deuda histórica, con el pacto educativo y con las medidas anticrisis que debería adoptar cuanto antes la Junta, recortando poco a poco esas distancias que le puedan dar una leve esperanza de Gobierno. Y los andaluces, como siempre, continuaremos siendo los últimos de la cola en casi todo menos en parados donde tenemos todos los records habidos y por haber. Eso sí, siempre con buen humor, alegría y talante, con la sonrisa en la boca que para eso vivimos en la mejor tierra del mundo...o eso dicen.

Y en la capital de Andalucía, Sevilla, también según algunos "lo mejón del mundo", tendremos que seguir aguantando al dúo calatrava -Monteseirín-Torrijos- amargándonos la existencia. No han tenido suficiente con dejar la ciudad sin luces de Navidad -yo he sentido vergüenza ajena al pasear estos días por el taciturno centro de Sevilla- por aquello del eufemismo torrijiano del "solsticio de invierno", sino que seguro que, encima, ahora nos venden aquello de los miles de euros ahorrados en electricidad. Pues qué bien. Menos mal que ya sólo faltan dieciocho meses para que las urnas le den la boleta a un Gobierno municipal que ha sido el más nefasto de toda la etapa democrática. Y año y medio se pasa en un abrir y cerrar de ojos. Ya lo dice el refrán: No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista. Amén.