www.diariocritico.com

Desde la Giralda, por Manuel M. Molina

El “alumbrao”

El “alumbrao”

martes 24 de abril de 2007, 11:00h
Es entrar en el más típico tópico de aquello de las decenas (más bien cientos) de miles de bombillas que la alumbran, de los farolillos, de las sevillanas, del vino, pero no hay más remedio porque Sevilla ha vivido esta última noche su tradicional ceremonia del “alumbrao”.

Que no es lo mismo, aunque el diccionario lo tenga por sinónimo que hablar de un “iluminao” de esos que en el mundo hay (en Sevilla los tenemos y los hemos tenido para todos los gustos) sino del momento en que a las cero horas de un martes el alcalde de la ciudad le da a un botoncito que hace que se enciendan las 367.000 luces que este año alumbran el “real” de una Feria que casi celebraba anoche su 160 cumpleaños, tras haber sido inaugurada por vez primera un 18 de abril de 1487.

Dicen de la Feria de Sevilla que es cerrada y elitista, muy de los sevillanos y para los sevillanos, pero lo cierto es que caben en ella todos los que vengan, tal vez porque no sería lógico de otra forma habida cuenta de que fueron un vasco, José María Ybarra, alcalde interino de Sevilla por aquel entonces, y un catalán, Narciso Bonaplata, los que la idearon como feria de ganado, y porque así lo demuestra el alto porcentaje que de las algo más de mil casetas tienen por titulares a personajes y personas de a pie llegadas para estas fechas desde fuera de la ciudad.

Visitantes que, por cierto, asisten impasibles pero divertidos, a las pequeñas “batallas” internas entre los sevillistas y béticos que conforman los dos bandos futbolísticos hispalenses y que no pierden ocasión para “picar” al adversario. Hace dos años se celebraba el centenario del Sevilla y la portada estaba dedicada al mismo cuando Rafael Carretero, bético de pro y responsable del montaje ferial, le colgó a San Fernando, en el escudo de la ciudad de la mismísima portada una insignia del Betis. Ahora, en la misma portada, coronada con una bandera del centenario bético, aparecieron “casualmente” y a una altura de unos treinta metros, un escudo y un llavero del eterno rival, el Sevilla, que fueron inmediatamente retirados después de descubiertos.

Los que no hubo que retirar fueron los farolillos que desde la semana anterior se habían instalado en el “real” y dedicados en exclusiva al centenario del Real Betis como homenaje y reconocimiento al público porque unos pequeños chaparrones caídos el sábado se encargaron de cubrir el albero de los colores verde y blanco del papel con que estaban fabricados, en una multitudinaria caída que hizo exclamar a algún guasón que los habían comprado en el “todo a cien” o en Pichardo, una de las más conocidas tiendas de artículos de broma de Sevilla.

Pero con unas cosas y otras el alumbrado se encendió para dar paso oficial a la fiesta que, ininterrumpidamente, llevará a los sevillanos al agotamiento más absoluto hasta el próximo domingo, con sus bailes por sevillanas, su consumo de vinos y licores (sobre todo de esa manzanilla que se ha vuelto a poner de moda a la usanza de la que traída en barcos por el Guadalquivir desde Sanlúcar de Barrameda aliviaba los rigores de aquellas primeras ferias de hace siglo y medio), sus paseos de caballos y carruajes… y su intermedio, como el año pasado, de semifinal de Copa de la UEFA para uno de los dos equipos de la ciudad.

Como todo estaba a punto, pues viva la fiesta. Y, sobre todo, que se viva en paz.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios