Quijote y Sancho Panza pasean por tierras argentinas

Los 60.000 habitantes de esta ciudad a 300 kilómetros al sur de la capital argentina se han volcado en la realización del festival, que durará once días, y tanto niños como mayores tienen muy fresca en su cabeza la imagen del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.

"Cualquier visitante que venga estos días a Azul va a encontrar interlocutores para hablar del Quijote, ya sea por la calle o en una confitería", declaró Oscar Berríos, presidente de la Asociación Española de Socorros Mutuos de Azul.

Enseñar el Quijote a los niños es una de las ideas de este Festival, que pretende difundir los honorables valores quijotescos por toda la región.

"Hemos leído algunos capítulos y los niños luego expresan gráficamente sus ideas sobre cómo era el Quijote", declaró la directora de un jardín de infancia de Azul.

Uno de los actos más coloridos del Festival fue un desfile de disfraces en el que niños y no tan niños dejaron volar su imaginación para trasladarse al mundo quijotesco de los molinos de viento.

"Ver por las calles a los niños disfrazados de Quijote, de Sancho Panza, de Dulcinea o incluso la presencia de caballos y burros era encantador. Realmente demuestra la implicación de la ciudad con Cervantes", afirmó José Berdinsky, organizador del festival.

Esta es la primera edición de este festival, cuya idea surgió el 23 de febrero pasado con el nombramiento de Azul como ciudad cervantina, por lo que "la localidad trabajó a contrarreloj para organizar este evento digno del acto que conmemora", dijo Berdinsky.

"Es hermoso ver a la ciudad envuelta en el festival: se observa mucho movimiento y además ahora los azuleños estos días se sienten españoles, todos hablan maravillas de España", comentó una vecina de esta localidad.

En el festival se puede visitar la famosa "Colección Ronco", que reúne unas 300 ediciones antiguas de "El Quijote", láminas, ilustraciones, periódicos, revistas y esculturas alusivas a uno de los libros más leídos del mundo.

La colección la realizó el abogado Bartolomé Ronco, quien dirigió hasta 1952 la Biblioteca Popular de Azul, que hoy lleva su nombre y es depositaria de su legado.

Esta gran colección literaria no es la única obra de arte que se puede contemplar durante el festival, ya que en un taller de la ciudad se esconde un Quijote de más de diez metros de altura.

Se trata de parte de la obra del escultor Carlos Regazzoni, quien trabaja con materiales desechables y realiza esculturas heroicas con chatarra y a quien se propuso realizar un conjunto quijotesco, compuesto por el momento por el hidalgo, por Sancho Panza y por Dulcinea del Toboso.

"Ahora está trabajando en los molinos de viento para terminar toda la escena y le estamos buscando un lugar permanente en la vía pública para honrar al Quijote como se merece", explicó Berdinsky.

La programación del festival incluye actividades para todos los públicos: desde charlas, jornadas y cursos sobre aspectos educativos y culturales, a expresiones artísticas como pintura, escultura, teatro, danza, música, artesanía, cine y diseño.

"Nuestra intención no es traer los megaespectáculos o grandes fiestas de la capital, sino que queremos involucrar a la ciudad y a la región para fomentar esta tierra de la Pampa argentina", declaró Berdinsky.

"No sólo hay una voluntad artística en el festival, sino que el deseo es que sirva para proyectarnos, para abrir una ventana hacia afuera", comentó.

Y es que este festival tiene dos objetivos: por un lado fomentar la cultura y los valores quijotescos, y por otro dar un pequeño empujón a la región para atraer al turismo y su conocimiento, a lo que está ayudando el título de "ciudad cervantina", según indicó el director del Centro UNESCO-Castilla La Mancha.