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Gerardo

Gerardo

miércoles 27 de enero de 2010, 22:08h
Cualquiera de los que lo sufrimos con cierta frecuencia bien pudiéramos pensar que fue por efecto del mal café de catering del Hotel Ritz. Pero hoy Gerardo Díaz Ferrán se había vestido de prudente azul grisáceo y de firme pero ponderado y dialogante presidente de empresarios para su primera aparición en público tras la crisis de Air Comet. Y nada parecía que pudiera turbar su ánimo en aquel suntuoso Salón Real, en el que compareció rodeado de sus empresarios más próximos, a los que luego supimos que llama “sus iguales”. Enumeró pros y contras- que ya es con la que está cayendo- sobre la llamada ley de economía sostenible y agotó en todas sus declinaciones posibles los verbos dialogar y acordar con sindicatos y Gobierno. Y en esto llegó la primera provocación a su discurso políticamente correcto por la vía de plantear lo que medio país lleva preguntándose desde la Navidad en la que miles de pasajeros, con billetes pagados pero con sin vuelos de Air Comet en los aeropuertos, manifestaban muy expresivamente su cabreo por la gestión empresarial del patrón de patrones. ¿Puede un empresario que deja tirados a miles de clientes y a 600 trabajadores, amén de otros líos financieros conocidos, seguir presidiendo a todos los empresarios del país?

Empresarios, periodistas y economistas presentes seguimos reflexionando sobre si será el mal café del catering del Ritz el que provocó el alumbramiento de la nueva e imaginativa teoría del empresario-presidente de la CEOE sobre la quiebra de empresas: es como la lotería, vino a decir, si juegas mucho tienes muchas posibilidades que te toque. Y claro, a él que juega mucho, o sea que tiene muchas empresas, le tocó el número malo.

---¡Gerardo, que te ha tocado!

--- ¿Y que podía pasar? ¡Pues qué va a pasar; si es de libro: quiebra, 600 trabajadores a la calle y miles de clientes que se sienten estafados porque pagaron y caro un servicio, un vuelo en avión, que no se les dio.
¡¿Qué le vamos a hacer?! Se preguntó Díaz Ferrán que llegó a  minimizar el asunto porque al fín y al cabo ha perdido 600 trabajadores pero le quedan 12.000. Y se supone, aunque eso no lo dijo, que millones de clientes frente a esos pocos miles que además, y de eso si que dio muestras de estar convencido, solo se les dio tanta cancha informativa porque era Navidad. -----¡Que ya es mala  suerte, hombre! ¡Te toca el número malo de  la lotería y encima en Navidad, que es cuando más pena los clientes que salen en la tele porque les han dejado deasamparados!

Y la verdad es que sus iguales, esos que le han ratificado como presidente de la CEOE, acogieron bien la nuevas doctrina lotera y le prodigaron todo tipo de abrazos y palmaditas en el hombro al acabar en el evento, como arropando a la víctima más que al causante de la situación.

A las puertas del lujoso hotel 30 de esos 600 trabajadores le esperaban llamándole lindezas como ¡ladrón! O ¡estafador! Esos si que llevaban mal café. No habían escuchado la nueva teoría y no saben, por tanto, que están en la calle por la lotería y no por la mala gestión de Díaz Ferrán. Pero con lo que saben ya les bastaba y a puntito estuvieron de agredirle cuando intentó ganar su coche situado frente a la puerta lateral del hotel.

Lo preocupante es que con este superempresario llueve sobre mojado. Desde que tiene dificultades con sus sociedades siempre se le oye hablar como si él nada tuviera que ver. Si ahora dice que solo el azar le llevó a la quiebra hace unas semanas aseguraba que nunca hubiera cogido un vuelo de Air Comet, como si él no fuera su propietario. Y tampoco parece admitir que tenga mucha responsabilidad en el impago de 26 millones a Caja Madrid por Viajes Marsans. Según su versión son líos producidos por una maliciosa filtración de la Caja de la que encima es consejero.

Díaz Ferrán sigue así en su propio mundo virtual arropado, como el dice, por sus iguales, que se las ingenian para que parte de la prensa económica acompañe la nueva teoría de la lotería con la vieja de las vendetas gubernamentales: o sea que si se hubiese prestado a firmar un pacto social con el Gobierno en julio ahora no tendría problemas empresariales.

Aunque bien pudiera suceder algo parecido a lo contrario. Porque solo la necesidad de lograr un acuerdo con la CEOE podría explicar que ni Gobierno, ni sindicatos, ni casi ningún dirigente político haya esbozado la mínima crítica a este escándalo nacional en el que se ha convertido el patrón de patrones. ¿Alguien se imagina lo que se habría escuchado si Díaz Ferrán hubiera sido un político? Pues la verdad es que muchos padres de la patria tienen que aguantar muchísimo más, por infinitamente menos dinero, y por causar, sin duda, bastante menos daño que el llamado patrón de patrones.
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