Una plegaria desde Obamalandia

Supongo que muchos titulares de esta semana van a estar dedicados a un acto que es más protocolario que político, más tradicional que significativo: me refiero a la jornada de oración a la que Obama en persona ha invitado a José Luis Rodríguez Zapatero y… séquito. Ya se ha escrito no poco acerca de ese viaje ‘religioso’ –claro que no es tal—del presidente español al corazón de Obamalandia, en su versión más conservadora. Estoy seguro de que a Obama le apetece tanto como a Zapatero participar en una ceremonia que ni representa su política ni responde a su manera de encarar las cosas: pero la América profunda es la América profunda, y ni Obama puede dar un corte de mangas a un electorado que se le está yendo aceleradamente, ni, claro está, Zapatero puede quedarse sentado nuevamente al paso de la bandera.

ZP tenía que ir a Washington, e irá, faltaría más. Y quienes dicen, absurdamente, que cómo un ‘laico’ –o un ateo—se atreve a acudir a una jornada de oración, se retratan en su escasa amplitud intelectual y también en sus rencores. Es el caso que afortunadamente incluso el principal partido de oposición está dispuesto a acompañar, junto a otros representantes políticos y periodísticos de significación variada, a Zapatero en su viaje oratorio. Y quien ha rechazado sabrá el por qué de su negativa: puede que tenga que ver con la muy extendida ignorancia del inglés que empobrece la tarea del Gobierno y de las oposiciones varias, porque un reflejo del cada día mayor divorcio entre la clase política y la sociedad civil estriba, entre otras bastantes cosas, en el desconocimiento de idiomas de la primera, mientras los cachorros de la segunda se adentran, al menos en los mejores casos, en la internacionalización en todos los sentidos.

 Reconozco que ignoro en qué hablará ZP a sus oyentes americanos, si en inglés (¿) o en español, o en ‘spanglish’. No quisiera perderme ese vídeo, y seguro que lo veremos. La crueldad hispana, que tantas veces se ampara en los déficit ajenos para justificar los propios, ya anda haciendo cábalas acerca de cómo será esa oración zapateriaza. Estoy seguro de que, en eso, el presidente que a todos nos representa hará un buen papel. Digno. Zapatero sabe cómo hacer esas cosas cuando está fuera, aunque tantas carencias nos evidencie luego, aquí dentro. A mí lo que me importa es que lo hayan invitado, que el presidente español, sea quien fuere, haya superado el ostracismo al que estaba condenado, que ostente con dignidad la presidencia de la Unión Europea: he escuchado a quien parecía alegrarse ante la posibilidad de que Obama no acuda en mayo a España para participar en la ‘cumbre’ Estados Unidos-UE en Madrid. Sinceramente, me asquean esas conductas sectarias, contrarias a la buena marcha del Estado, que es nuestra España.

Yo rezaré para que la jornada de oración le salga bien a Zapatero, independientemente de mis opiniones actuales sobre nuestro presidente, unas opiniones que ya voy desgranando, en medio de una cierta decepción, cada día que escribo en los periódicos o hablo en las radios o televisiones en mi ejercicio de periodista. Pero hoy no hablamos de eso, sino de la persona que, votos en el bolsillo, nos va a representar en una jornada de oración que es un rezo de todos nosotros por todos nosotros, los aprensivos ante este 2010 que nos está llegando, cada día con mayores apremios y más refinados pesimismos. Oremos juntos, cada cual a su modelo de Dios, que no tiene por qué ser excluyente. Y esperemos que el día menos pensado uno de esos modelos se compadezca de este rebaño…y del pastor.

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