De siempre me han gustado las personas claritas como el agua. Incluso cuando no tengo sus mismos pensares. Maruja Torres me gusta por su ser espontáneo y su manera clara y concisa de decir las cosas. A veces se pasa y roza la ordinariez pero esto no es óbice para que no le reconozca su talento. Como escritora no me convence pero sus artículos son delicias mentales. Además ella ha conseguido lo que yo siempre quise ser y que, por falta de echarle bemoles, nunca he sido: esto es, corresponsal de guerra. Todos los periodistas hemos soñado alguna vez con contar una crónica con el ruido de las bombas detrás pero la comodidad de una redacción supera siempre el sacrificio real de estar en una guerra de verdad dónde después de cerrar el portátil no siempre es posible encontrar un bar donde distraerte o un parque para caminar.
La reconozco más a la izquierda que yo, aunque es posible que si hubiera vivido su época y sus luchas, yo también estaría en su cuerda ideológica. Pero lo cierto es que mientras yo hacía la comunión, la Constitución tenía su bautismo así que no ha sido necesario que sea tan rebelde. Maruja tiene días en los que borda los artículos. Y hoy es un día de ellos. Arremete contra Chacón (que es socialista) y le pide explicaciones de por qué no ha tomado cartas en el asunto de la socialista Judit Alberich, alcaldesa de Cunit y senadora por Tarragona.
Les cuento la historia. Fátima Ghailan es una mediadora cultural, musulmana, que vive en Cunit, Tarragona. Hace unos días fue acosada por gente de su entorno, un acoso capitaneado por el imán que la acusaba de llevar una vida occidentalizada, de ser una infiel. Ella lo puso en conocimiento de las autoridades. La alcaldesa le pidió que no hiciese efectiva estas acusaciones para evitar alarma social y, lógicamente, se ha armado la marimorena. Para más inri, el PSC ni siquiera ha amonestado a esta senadora tan simpática por su actitud, a todas luces, machista, oportunista, muy poco propia de alguien del partido socialista.
Maruja Torres le pide hoy en su columna del país explicaciones a Carme Chacón y con toda la razón del mundo. El PSOE está haciendo lo que antaño hacían los amigos del caudillo y las buenas formas: predicaban en misa una cosa y después del aperitivo se iban al lupanar más cercano: o sea, pura hipocresía. No se puede estar en misa y repicando. O se defienden los derechos de la mujer o se pisotean. No se puede crear un ministerio de igualdad y exigir a los grandes empresarios (que bastante tienen con lo que tiene) una cuota femenina y luego dar alabanzas a los que hostigan a una mujer por no llevar velo. Eso en mi pueblo se llama ser falso, hipócrita, fariseo. Y eso es más propio de aldeas de hace sesenta años que de un gobierno que va a protagonizar un acontecimiento planetario.
Evitar alarma social, dice la cachonda. Alarma social es la que ustedes generan día tras día con sus globos sonda con leyes chorras que buscan evitar que pensemos en lo realmente dramático de nuestra realidad: que tenemos 4 millones de parados. Alarma social son las miles de familias que no tienen dinero para comer. Eso es alarma social.
Es lo de siempre. No podemos pagar la compra y estamos preocupados con el color de los visillos del salón. Y eso sí, de cara a la galería todos preocupados por las cosas que creemos que son importantes pero que, en realidad, no lo son. ¿Por qué la Dirección Nacional del PSOE no ha amonestado a la alcaldesa de Cunit por estas declaraciones?
Me uno a Maruja Torres y le hago la misma pregunta: Chacón, dígame que nuestros soldados no se están muriendo en vano en Afganistán.
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