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Fiasco en el estreno

miércoles 10 de febrero de 2010, 14:12h

Era la primera sesión de control del primer Pleno del Congreso del año. La nutrida hilera de operadores de cámaras de televisión, alineada sobre el pavimento de la calle Floridablanca, soportaba estoicamente el frío de la mañana a las puertas del viejo edificio del Congreso. Dentro los periodistas preparaban grabadoras y formaban pasillo ante las entradas al hemiciclo para hacerse los encontradizos con el presidente del Gobierno y el líder de la oposición al tiempo que los diputaos y diputadas se abrían paso hacia sus escaños mientras la megafonía repetía machacona la musiquilla que llama a Pleno. Todo parecía preparado para que surgiera una noticia y hasta se echaba en falta que los ujieres de la Cámara extendieran una mullida alfombra roja en el patio para acoger la llegada de los actores y actrices del gran espectáculo parlamentario.

Pero nada de glamour. Todo un espejismo. Porque a pesar de que el decorado y la ambientación estaban a punto para inaugurar la nueva temporada, los protagonistas del serial se han empeñado en continuar interpretando los viejos guiones sin importarles para nada el acontecimiento del estreno parlamentario. ¿Acaso nadie había escuchado en entregas anteriores a Rajoy diciendo que este presidente del Gobierno no adopta las medidas adecuadas, no tiene ideas, miente y además es un problema para el país? ¿O hay forma de encontrar novedad en que Zapatero acuse al líder de la oposición de fomentar el alarmismo y de perjudicar irresponsablemente al país?

Los espectadores de esta función podemos sentirnos defraudados porque tras esperar casi dos meses a la nueva entrega de los episodios parlamentarios no vamos a encontrar una sola sorpresa, una sola novedad que anime a seguir expectantes. Rajoy y Zapatero y sus respectivos grupos parlamentarios siguen tal como eran y la noticia está en desentrañar con sutileza dónde está la variación en la forma en que se descalifican, que para nada en la novedad de los argumentos que emplean. Mientras tanto los demás grupos se orientan en torno a uno y a otro: ahora propongo un pacto y quedo de dialogante y centrista; ahora critico desde la izquierda al gobierno y les recuerdo que necesitan votos si no quieren perder votaciones; ahora me aproximo a la oposición mayoritaria para que desde el grupo del Gobierno se acuerden de nosotros; o, en plan francotirador, voy a mi bola y espero a lo Rosa Díez que los protagonistas sigan aburriendo al personal, lo que convierte a una actriz de reparto en aspirante a los oscar reservados para los intérpretes principales. Más espejismos. Así no hace falta esperar al próximo CIS para saber que los ciudadanos no confiarán en los políticos, que todos bajan y que lo único que puede subir es la sensación de que todo irá a peor.
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