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Tras su pelotazo inmobiliario en España

El empresario Bañuelos consolida una nueva ‘Astroc’ para las Olimpiadas de Brasil

El empresario Bañuelos consolida una nueva ‘Astroc’ para las Olimpiadas de Brasil

viernes 12 de febrero de 2010, 18:52h
El empresario español Enrique Bañuelos ha dado su nuevo golpe de mano en Brasil, con la constitución de Agre (Amazon Group Real Estate) a partir de la compra de tres empresas, que se perfila como el tercer grupo inmobiliario y constructor del país, y que empezó a cotizar en bolsa el pasado viernes.
El empresario español Enrique Bañuelos ha dado su nuevo golpe de mano en Brasil, con la constitución de Agre (Amazon Group Real Estate) a partir de la compra de tres empresas, que se perfila como el tercer grupo inmobiliario y constructor del país, y que empezó a cotizar en bolsa el pasado viernes.

Las tres empresas brasileñas controladas por el grupo Veremonte Participaciones, que tiene como principal accionista al inversor español Enrique Bañuelos, han dado lugar a un nuevo grupo, Agre (Amazon Group Real Estate), el tercer grupo constructor e inmobiliario del país. Agre, que empezó a cotizar como tal el pasado viernes en bolsa, que presenta un valor de casi 3.000 millones de reales brasileños (unos 1.200 millones de euros), según un informe de mercado.

Los números iniciales de Brasil son 14.400 millones de dólares de inversión estimada para las Olimpiadas y los Mundiales de fútbol de 2014 a la vuelta de la esquina. Y Bañuelos, que se maneja bien sobre todo en bolsa, ha elegido curiosamente Brasil para repetir la operación realizada en el mercado español con Astroc, hoy extinta y absorbida por la actual inmobiliaria Afirma. El empresario valenciano creó en agosto de 2008 un vehículo de inversión junto a misteriosos inversores españoles y locales, la sociedad Veremonte Participaciones, presidida por Marcelo Paracchini.

Tras varios intentos fallidos de adquisición de complejos o sociedades hoteleras, compró junto al grupo brasileño Agra sin prisa pero sin pausa, dos compañías, Abyara Planeamiento Inmobiliario (con cartera de suelo en Sao Paulo y en la región sur del país) y Klabin Segall (constructora con fuerte presencia en Río de Janeiro, sede de los Juegos), en febrero y mayo respectivamente, que estaban siendo fuertemente castigadas en bolsa a causa de su endeudamiento. En Brasil, al igual que en el resto del mundo, también el sector constructor e inmobiliario ha vivido su propio infierno, que se está saneando a costa de un proceso de concentración del sector.

La historia es la siguiente: antes de finales de 2008, Bañuelos compró una participación de 7% en la promotora Agra, del empresario Luiz Roberto Silveira Pinto, por cerca de 19 millones de euros y de paso se convirtió en socio inversor de esta empresa a través de Veremonte. Con esta sociedad y Silveira Pinto, adquirió participaciones de control en Abyara y Klabin (posee más del sesenta por ciento del accionariado junto a su socio). El resto de la historia pasa por ventas entre socios de Agra y él mismo que le aseguran el control del nuevo grupo, y que han desembocado en la puesta en equivalencia de las sociedades para fusionarse bajo el paraguas de Agre, y de paso realizar una ampliación de capital.

Lo que está claro es que Bañuelos tiene un talento especial para jugar en bolsa. A través de su empresa ha desembolsado una inversión inicial de 90 millones de euros (250 millones de reales) en participaciones que a día de hoy han duplicado su valor en bolsa. Y  al tiempo, ha conseguido una compañía que gracias a la consolidación de negocios de sus participadas tiene ya un valor de mercado de 2,3 billones de reales (895 millones de euros), una cartera de suelo por valor de 7.500 millones de euros y un patrimonio líquido de 1,5 billones (583,5 millones de euros). Agre emitirá además 100 millones de acciones nuevas para los accionistas de las tres compañías. Pero no todo son buenas noticias; el grupo tiene que asumir una deuda neta de 500 millones de reales (200 millones de euros).

Según un informe de Barclays Capital, la nueva firma inmobiliaria prevé lanzar proyectos y promociones en 2010 valoradas en 2.500 millones de reales brasileños (unos 1.000 millones de euros), lo que, en su opinión, contribuirá a elevar la capitalización del grupo. Por ello, la firma de bolsa fija en 15 reales brasileños (unos 5,88 euros) el precio de las nuevas acciones de la firma fusionada. En opinión de Barclays, “el tamaño de la nueva empresa y su mayor liquidez la colocará en el mercado y atraerá la atención de los analistas en los próximos meses”. En cualquier caso, estima que su actual descuento en bolsa no está justificado ni por razones de riesgos, ni de liquidez, perspectivas y rentabilidad.

En paralelo, Bañuelos tiene negocios o los está buscando en Dubai, China, México, Rusia, Ucrania y Estados Unidos, Reino Unido y España, donde no sería descartable que estuviera buscando socios para desarrollar los proyectos que surjan al calor de las Olimpiadas. Será cuestión de tiempo comprobar si este empresario valenciano, conocido por su polémico historial empresarial (salida a bolsa de Astroc, auge y caída), da su segundo golpe financiero en las tierras de Brasil.

La triste historia de Astroc

Será cuestión de tiempo comprobar si este inversor de fortuna, parafraseando a los caballeros de fortuna del Imperio español, da su segundo golpe financiero en las tierras olímpicas brasileñas. Enrique Bañuelos, valenciano crecido al calor de la figura del agente urbanizador que se instaló por ley en 1994 en los campos de la Comunidad valenciana, aprovechó las lagunas jurídicas y legales de esta figura urbanística. El agente urbanizador  permite mediar en la compra de suelos y su conversión a urbanizables sin poner un solo euro ni terrenos propios, siempre que se posea la habilidad de poner de acuerdo a multitud de propietarios sin llegar a la expropiación.

Así fue como Bañuelos consiguió crear sociedades que virtualmente se arrogaban la tenencia de un patrimonio de suelo que no poseía en realidad, pero con el que obtenía jugosas pluvalías en la intermediación y gestión de cambios de los usos del suelo. Con la fusión de varias de estas sociedades y la inclusión de varios amigos inversores, sacó a bolsa en 2006 un producto también virtual, Astroc, cuya participación alcanzó un valor de 4.500 millones de euros, que el mercado puso finalmente en su sitio apenas un año después. No había apenas inmuebles ni proyectos y el directivo vendió la empresa al resto de socios que la han reflotado con el nombre de Afirma, pero Bañuelos puso por si acaso distancia con la justicia española.
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