Creo a pies juntillas en la máxima “el fin no justifica los medios”. Creo también en el sentido del humor. Y creo, también, que las caricaturas a los políticos suelen ser necesarias para quitarle hierro a la dureza que a veces tiene la política. Así, me parece lícito que se imiten las voces de Rajoy, ZP y Pepiño y se exageren sus gestos y maneras de hablar. Pero en esta vida, como en todo, casi siempre tiene que haber un límite. Y a veces, cuando ese límite se trasgrede, hay que saber recular y pedir perdón. Sí, perdón, que es un ejercicio muy sano y que diciéndolo se solucionan muchas cosas y muy a tiempo antes de que se enmarañen y ensucien.
Hay una serie norteamericana de dibujos animados, irreverente como pocas, Padre de Familia, que aquí en España también tiene éxito y, curiosamente entre los niños y adolescentes. La he visto de refilón yendo a veces a casas de amigas cuyos hijos la estaban viendo en el salón. Uno de los protagonistas, el niño de la familia, tiene pocas luces y por él siente devoción un pederasta, también personaje de la serie. Como ven, un argumento muy propio para menores de edad.
El caso es que hace unos días, la serie, les recuerdo, irreverente, la tomó con Sarah Palin. ¿Se acuerdan de ella? La ex candidata a vicepresidente por el partido republicano en las últimas elecciones de Estados Unidos. Sarah, de 46 años, tiene un hijo pequeño con síndrome de down y éste ha sido el blanco de las burlas de la serie.
El personaje de pocas entendederas sale a cenar con una chica que padece esta alteración cromosomática y en un momento de la cena dice que su padre es contable y su madre la ex gobernadora de Alaska (como Palin antes de la campaña). Me parece muy bien que la gente se ría de la incultura de Palin (que es amplia), que se mofen de su estilismo, de sus meteduras de pata, de que no está preparada para el cargo…todas esas cosas van en el sueldo de un político. Pero entrar a cargar contra un niño, casi bebé y encima mofarse de su discapacidad no tiene nombre.
Los niños con síndrome de Down se caracterizan por una cosa común: hacen felices a las personas que tienen la suerte de compartir sus vidas. Permanecen en la infancia y la inocencia para el resto de sus vidas y dan lecciones de humildad y humanidad cada día de su existencia a toda la gente que les rodea. Mofarse de ellos es inhumano, cruel, propio de nazis y digno de ser castigado y, desde luego, censurado.
Sarah Palin no es, ni de cerca, la candidata política que yo escogería en unas urnas, pero como mujer y como madre tiene mi mayor respeto. Ella decidió seguir adelante con su embarazo cuando tuvo la opción en sus manos de abortar al saber que iba a tener un hijo con síndrome de down. Sólo por eso tiene todo el respeto del mundo como madre porque no es una decisión fácil asumirla y llevarla a cabo.
Palin ha dicho, a través de su página de Facebook, que son unos estúpidos sin corazón. Y ha dado en el clavo. Burlarse de eso es deleznable, vomitivo y asqueroso. Si antes no veía esa serie ahora me declaro totalmente enemiga de ella. Y me hago la siguiente pregunta…¿estamos vigilando de forma adecuada lo que nuestros hijos consumen en televisión?
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