Suicidios y parlamentarios

      Hay asuntos que están en la calle, que son dispares, pero que son asuntos de la conversación cotidiana…, que forman parte, en fin, de las preocupaciones reales, y no imaginarias, de la sociedad.

    Según datos del Instituto Nacional de Estadística, los accidentes de tráfico han dejado de ser, en España, la primera causa de muerte no natural, y han sido sustituidos por los suicidios. Cada año, alrededor de 3.500 personas se quitan la vida en nuestro país…Ya sabemos que se trata de un asunto extremadamente delicado, y que en el franquismo la censura prohibía publicar estos casos en las páginas de sucesos de los periódicos, o en los noticiarios de la radio o de la televisión. Pero los hechos son como son y hay que reconocer, con preocupación y con respeto, la existencia de esas personas que, por libre decisión o por un trastorno psíquico, optan por quitarse la vida voluntariamente…; la vida que, junto con la libertad, es el don más precioso que tienen los seres humanos. Es una dolorosa realidad, pero está ahí, y forma parte de la complejidad de los hechos y de las situaciones de la existencia humana.

    Otro asunto muy dispar, pero que también forma parte de lo que se habla en la calle, es el de los privilegios de los parlamentarios, de sus salarios, de su ausencia en los escaños del Congreso o del Senado, de las escasas intervenciones en las cámaras de la mayoría de ellos, del fácil acceso  (del privilegiado acceso) a una pensión de jubilación, en contraste de las décadas que tienen que sudar la camiseta el resto de los españoles. Y también, claro, de sus vacaciones de verano y de invierno, del tiempo en que en las Cámaras alta y baja se suspenden las sesiones. Pues bien: el presidente del Senado, Javier Rojo, ha propuesto ayer a la Junta de Portavoces que los meses de julio y de enero, que hasta ahora eran de libranza a efectos parlamentarios,  se conviertan, a partir de ahora, en meses hábiles, con un normal funcionamiento de las cámaras legislativas. Todo parece indicar que esta propuesta va a encontrar, aunque sólo sea por vergüenza torera, el respaldo de los grupos políticos y que, además del Senado, la asumirá el Congreso de los Diputados. Habrá que reformar los reglamentos, que dejan claro que ni en julio ni en enero se celebran plenos ordinarios, pero hay, sobre todo, que responder a una demanda social, casi a un escándalo social por lo bien que “se lo montan” sus señorías.

   Como les anunciábamos, comentamos dos asuntos muy distintos: que en España se registran más muertes por suicidio que por accidente de tráfico, y que los parlamentarios pueden dejar de “hacer novillos” al menos en julio y enero. Son cosas de la muerte y de la vida, del dolor y de la política, son cosas de la realidad.