www.diariocritico.com

Madrid, de puente

lunes 30 de abril de 2007, 12:52h

"¿Pero no se había ido tanta gente de Madrid?", preguntaba una señora a otra en la larguísima cola que se había formado el domingo 29 de abril ante la parte ampliada del Museo del Prado. De su brazo colgaban un abrigo y un paraguas  a  la espera de que, cuando el tiempo quisiera, tuviera que utilizarlos mientra que con la otra mano se abanicaba porque, de pronto, las nubes habían desaparecido dejando pasar un sol canicular.

La mujer hablaba alto porque aquello parecía una feria. Paralela a la cola que ocupaba la mujer, otra, igualmente larga, se extendía ante la puerta de Goya para ver la exposición de Tintoretto, de forma que cuando ambas confluían en la esquina de Felipe IV los grupos que llegaban procedentes de Cibeles se encontraban con una barrera humana que cerraba el paseo.

Por el otro lado del museo todo era similar. La cola ante la plaza de Murillo se juntaba con la que arrancaba de la puerta del Jardín Botánico. Por detrás del museo, cientos de personas intentaban alcanzar la nueva puerta de Cristina Iglesias para encontrarse a una pareja de vigilantes que indicaba a los que pugnaban por entrar que se dirigieran a la cola pertinente.

"Vamos a la Cuesta de Moyano que la acaban de inaugurar", decía un joven tirando de su pareja, empeñada en aguardar más de dos horas para acceder al Museo. No sabía que a esa misma hora, la cuesta estaba también a tope. Prácticamente no había posibilidad de asomarse a las mesas expositoras. "Mejor vamos al Retiro", propuso la chica y hacia allá se dirigieron.

El Retiro parecía la pradera de san Isidro el día del santo.  Entraban por sus puertas grupos y grupos de personas, familias y familias que confluían en el salón del Estanque estrechado por la instalación del escenario en el que se representará, como plato fuerte de las fiestas del santo patrono, un Lago de los Cisnes con Tamara Rojo en medio del estanque. A pesar de la polémica que ha originado el hecho de que el Ayuntamiento vaya a gastarse 350.000 euros en un día, la mayor parte de los paseantes desconocía qué era aquella plataforma en medio del agua. Ni un cartel anunciador, ni una invitación a acudir el día 13 a este espectáculo gratuito, ni un perdonen las molestias.

Claro que con tanta gente paseando apenas se podía ver nada. Muy cerca, y también sin ningún tipo de cartel anunciador, varios grupos de bailarines celebraban en el quiosco de la música el Día Internacional de la Danza ante un público que ocupaba todas las sillas que se ponen en los conciertos de la Banda Sinfónica Municipal y buscaba la sombra de los árboles cercanos para huir de un sol de justicia.  A los bailarines no se les veía bien las piernas debido al artístico enrejado del quiosco pero era igual: nadie se movía. "Será que no ha salido tanta gente" decía un hombre con un pañuelo sobre la calva. "Será que han venido todos los que viven en otras provincias" argumentaba su pareja.

Y es verdad. Atrás quedaron aquellos puentes en que el centro de Madrid se quedaba vacío. Ahora la capital sustituye a los que se van por los que vienen. Si un día alguien dijo Madrid no duerme ni de día ni de noche ahora hay que decir que Madrid no descansa ni en laborables ni en puentes. Y si no que se lo pregunten a los periodistas que han pasado estos días ante la clínica Ruber para cubrir toda la información sobre la infanta Sofía.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios