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¿Tengo que abrir un plan de pensiones?

¿Tengo que abrir un plan de pensiones?

miércoles 10 de marzo de 2010, 13:33h
Contratar o no un plan de pensiones tiene sus pros y contras, como cualquier otro producto de ahorro. Para hacerse una idea de su importancia creciente, los fondos de pensiones mueven 12,7 billones de euros en todo el mundo, aunque en Estados Unidos, Alemania y Reino Unido el desarrollo de los planes de pensiones vinculados a grandes empresas forma por sí mismo un gigantesco mercado financiero, que invierte en deuda pública de los estados, propiedades inmobiliarias y renta fija.

Lo primero a tener en cuenta es ser consciente de que la jubilación pública no será suficiente para mantener el nivel de vida que uno tiene mientras trabaja por cuenta propia o ajena. No lo es ahora y no lo será en el futuro, puesto que en un horizonte a veinte años mínimo las convulsiones financieras como las vividas hoy pueden modificar las políticas de los gobiernos en esta materia. Sin olvidar que los productos financieros, y los planes de pensiones y seguros de vida no son una excepción, también sufren altibajos en sus rentabilidades.

Después, al contratar un plan de pensiones la decisión más importante es en qué vamos a invertir; renta variable, renta mixta, renta fija o un mix. A largo plazo la mayor rentabilidad se obtiene con los planes que invierten el 100% en renta variable. La mayoría de planes invierten con una gran diversificación, por lo que la seguridad de un plan de renta variable, a largo plazo, es prácticamente la misma que la de uno de renta fija. Cuando queden muy pocos años (menos de 5 aproximadamente) para la jubilación puede ser una buena opción trasladar todo o una parte del capital acumulado a un plan de renta fija, dependiendo siempre de las circunstancias personales del inversor y de la situación de mercado. “Un plan que invierta sólo en un sector empresarial o en una zona emergente puede ser interesante, pero sólo debe invertirse en él un porcentaje pequeño del capital y siempre que tengamos un conocimiento de los mercados que nos permita decidir cuándo entrar y salir de ese plan y con cuánto dinero”, explican fuentes financieras.  

                                     Atención a la inflación

Quién tenga auténtico pánico al riesgo puede hacer un plan de renta fija, quizá metiendo un porcentaje pequeño en renta variable. Pero es importantísimo tener en cuenta la inflación. Las cosas no van a costar dentro de 40 años lo mismo que cuestan ahora. Si la rentabilidad que se obtiene en renta fija es el 5,5% y la inflación es el 3%, la rentabilidad real es sólo del 2,5%. Si la rentabilidad baja del 5,5% al 5,0% (poca diferencia) y la inflación sube al 3,5%, la rentabilidad real cae al 1,5%. En algunos momentos los planes de renta fija han llegado a dar rentabilidad real 0 ó incluso negativa. A muy largo plazo la rentabilidad real de la renta fija es positiva, pero es una rentabilidad mediocre. Se gana dinero, pero muy poco. A no ser que queden muy pocos años para jubilarse la opción para sacar algo de rendimiento es la renta variable.

Otro consejo es que cuánto antes se empiece mejor. Plantearlo con 5 ó 10 años de diferencia (empezar a los 20, 25 ó 30 años, por ejemplo) pueden suponer duplicar (o incluso más) la renta a percibir en el momento de la jubilación con el mismo esfuerzo. No hay ningún momento óptimo para empezar. En un plan de pensiones lo normal es meter una cantidad pequeña cada mes, no una gran cantidad de dinero de golpe. Si al poco tiempo de abrir el plan la Bolsa baja los siguientes meses se comprará más barato, no hay ningún problema. Se invierte todos los meses de la vida de una persona, hasta la jubilación, por lo que unos meses se comprará más caro y otros más barato. Lo importante es el resultado final.

La periodicidad de la aportación puede ser mensual, trimestral o anual. Cuánto antes se ingrese el dinero mayor será la rentabilidad, ya que los mercados a largo plazo se mueven al alza (si pensáramos que lo van a hacer a la baja no abriríamos un plan de pensiones), y por tanto cuánto más tiempo esté el dinero en el mercado más provecho sacará de ese alza. Por ejemplo, la aportación trimestral es mejor que la mensual si se realiza al principio del trimestre, pero en caso de esperar al final del trimestre sería mejor optar por la mensual. En cualquier caso este punto no es muy importante y no va a marcar una gran diferencia en la rentabilidad final. Sí que es muy importante aumentar la aportación todos los años para no perder poder adquisitivo. El importe de las aportaciones depende de la situación personal de cada uno. Lógicamente, cuánto más mejor. Cómo orientación general un 10% del sueldo sería un importe correcto. Normalmente los bancos tienen simuladores para calcular la pensión que se obtendría dependiendo de la aportación inicial, el número de años para la jubilación, el aumento anual de la aportación y la inflación y rentabilidad del plan previstas hasta la jubilación. Es bueno utilizarlos para decidir cuánto aportar.

En cuánto al rescate del plan, depende de lo que diga la ley el día que se jubile cada uno. De aquí a 20-40 años lo más probable es que la ley habrá cambiado, por lo que no me preocuparía mucho por eso ahora. Habrá que mirarlo cuando se acerque el momento de la jubilación. La tendencia en el mundo es bajar los impuestos, por lo que lo más probable es que la fiscalidad del rescate vaya mejorando con el paso del tiempo.

Lo ideal es reinvertir la desgravación que se obtenga en el IRPF. La razón es que la desgravación es un aplazamiento de los impuestos hasta el momento de la jubilación, no la eliminación de dichos impuestos. Si en lugar de gastar ese dinero ahora lo invertimos de forma rentable, la renta a percibir en la jubilación (o desde el primer momento si elegimos la alternativa de los fondos de inversión o la cartera de valores) será significativamente mayor. Las 3 mejores opciones son reinvertirla en el propio plan de pensiones, en un fondo de inversión o en una cartera de valores. No merece la pena reinvertir en el plan de pensiones por encima del límite máximo que da derecho a desgravación, ya que no se obtendrá ninguna ventaja fiscal y además no podremos utilizar realizar otras inversiones en un futuro debido a la bajísima liquidez de los planes de pensiones. Los planes de pensiones sólo pueden rescatarse en caso de jubilación, fallecimiento, enfermedad grave o paro de larga duración.
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