El pacto sobre Educación, el mes que viene

   Hubo unos momentos en los que pareció que el pacto sobre Educación, que negociaban PP y PSOE, estaba muy avanzado, casi en puertas. Luego, el PP reforzó e hizo valer sus argumentos frente a los que expuso el ministro Ángel Gabilondo y dejó de hablarse del pacto. Este lunes preguntan a Ángel Gabilondo si piensa que llegará a firmarse, y afirma que cree que sí, que habrá un gran pacto educativo. Es más, se arriesga a dar fechas probables: cree que en tres semanas, "para mediados de abril, habrá un texto con el máximo consenso posible, y a partir de ahí veremos quién quiere firmarlo". Y explica que "hay condiciones para llegar a un acuerdo que señale las prioridades, deje claro dónde están los problemas y ponga los medios para solucionarlos. Añade el ministro que no le importa que haya distintas ideologías, lo que no hay que hacer es esgrimirlas como condición indispensable para conseguir acuerdos.

   "Lo único que pido es que, a la hora de pactar, no sea un pacto entre ideologías, sino de medias para abordar asuntos educativos..." Y sigue proclamando el profesor Gabilondo que espera que todos los partidos encuentren en el pacto aspectos importantes de sus correspondientes programas electorales e intentará que esos intereses coincidan con los de los ciudadanos. Luego, en la entrevista que proporciona el diario El Mundo, el ministro de Educación repasa algunos de los aspectos centrales del futurible pacto: el fracaso escolar, el periodo de enseñanza obligatoria, la Formación Profesional, las exigencias para que el pacto sea sólido y duradero.

   A lo largo de la interesante conversación que mantiene con el ministro la periodista Esther Esteban, dice Gabilondo que la permanencia de los colegios concertados está garantizada, que reclama y defiende que en toda España se aprendan bases comunes de historia,  que es partidario de que se amplíe la enseñanza obligatoria hasta los 18 años... Y finalmente, el ministro entra en materias ajenas a su departamento, pero propias del Gobierno. Por ejemplo: estima Gabilondo que el final absoluto de ETA, como el de todas las formas de terror o dictadura, será largo. O se muestra convencido de que en el Caso Faisán se llegará hasta el final y se sabrá la vedad. Y todo quedará muy claro. Incluso opina sobre la "rebelión" de Esperanza Aguirre contra el IVA: España no necesita una rebelión de ningún tipo. Si está necesitada de algo es de moderación.

   Pero volviendo al pacto educativo, piensa el ministro que es muy importante que el PP sea uno de los firmantes, si bien el pacto está abierto a todos los partidos. "Y si no pudiera ser con mayorías, se sacará adelante con mayorías menores. Si no hay pacto político será un pacto social". La esencia del pacto, según explica luego, es que deberá tener estabilidad normativa y financiera y flexibilidad para impulsar la formación y la empleabilidad. Tiene claro Gabilondo lo que puede o no debe contener el pacto: no quiere reabrir el debate autonómico, ni reescribir la Constitución, ni replantar el modelo de país que tenemos. El campo de juego es la Constitución y el reconocimiento de la legislación vigente. Y, en ese sentido, no se plantea que las comunidades autónomas devuelvan parte de sus competencias al Estado, porque las autonomías son Estado.

   Contrariamente a lo que suele afirmarse, opina Ángel Gabilondo que los libros de texto están muy equilibrados, aunque tal vez convenga repasarlos. También entiende que, en nuestro país, se ha vivido con bastante normalidad el tema de la lengua, aunque no tenemos que hacer de ella una cuestión de enfrentamiento, sino espacios de convivencia. Dice Gabilondo que espera que en España no se persiga a nadie por rotular de una u otra manera. "Aspiro a vivir en un país donde el bilingüismo se entienda como la posibilidad de rotular en cualquiera de las lenguas oficiales y cooficiales. También ve garantizada la permanencia de los colegios concertados. No está de acuerdo en que la Educación para la Ciudadanía sea una forma de adoctrinamiento: es una asignatura más que hay que impartir bien, sostiene Gabilondo.


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