Jaime Mayor Oreja, exministro del Interior y portavoz del Grupo Popular en el Parlamento Europeo, se ha mostrado convencido de que el Gobierno de Zapatero y ETA “mantienen conversaciones” y hasta que “son aliados potenciales que quieren debilitar España”.
Qué barbaridad que a una persona tan prudente y tan decente como Mayor Oreja se le “haya ido la olla” con unas afirmaciones, cuando menos, de altísimo riesgo, y pronunciadas en el mismo día y a la misma hora en que se celebraban en Francia los funerales de un gendarme francés asesinado por los etarras.
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Jaime Mayor Oreja está en su derecho de opinar y de explicar hasta lo inexplicable, pero hay asuntos en que, por su autoridad intelectual y moral, debe andar con más cuidado. No es presentable decir, a la ligera, que la política antiterrorista del actual Gobierno de España es una mentira, ni que ETA estaría a favor de
Zapatero para ayudarle a ganar las próximas elecciones generales. Si ayer decíamos, refiriéndonos a
Felipe González, que los ex presidentes de Gobierno son como jarrones chinos, “que todos los aprecian pero no se les encuentra sitio”, algo parecido habrá que decir de los ex ministros del Interior, que a veces valen más por lo que callan que por lo que dicen. Y eso tratándose de una cartera que marca a quienes han sido sus titulares porque, por encima de las siglas o las ideologías, está el peso de una responsabilidad y la zozobra de que pueda sonar tu teléfono a cualquier hora de la madrugada dándote una noticia brutal.
En fin, que Jaime Mayor Oreja ha metido la pata, como lo han hecho los cientos de estudiantes que ayer, pidiendo mejoras en los colegios mayores en que residen, abuchearon, insultaron, escupieron y empujaron al rector de la Universidad Complutense,
Carlos Berzosa. Silbatos, cacerolas, tambores y trompetas hicieron aún más sonoro este clamor, en un acto de violación del respeto que se merece cualquier persona…
Dos escenas, en fin, tanto las declaraciones de Mayor Oreja como los insultos al rector Carlos Berzosa, ciertamente muy distintas. Pero dos escenas que no nos gustan, y que preferimos pasar página, porque queremos una España unida frente al terrorismo, y una España culta y tolerante tanto en la Universidad de la excelencia como en la calle peatonal y cotidiana.
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