El presidente catalán es conocido por la hábil administración de sus silencios. Cuando habla tiene fama de medir muchísimo sus palabras. Por ello, sus frases son analizadas con cuidado.
Es sabido que Pasqual Maragall ha vuelto a la actualidad. El martes, se publicaron unas declaraciones de Maragall a un diario italiano en las que afirmaba que “no ha valido la pena” todo el barullo montado para conseguir el nuevo Estatuto a la luz de las dificultades por las que pasa la norma legal (pendiente del veredicto del Constitucional instado por PP y el Defensor del Pueblo en sus versiones más amplias).
El miércoles se preguntó a Montilla sobre las opiniones de su antecesor en la Generalitat. Afirmó crípticamente: “no soy historiador” y después dijo no conocer dichas declaraciones.
El viernes se supo el porqué de todo. Montilla parece que tuvo un
lapsus, le traicionó el subconsciente porque ante la pregunta de los periodistas, referida a lo publicado en el diario italiano, el respondió
“no soy historiador” porque, según su entorno, tenía un dato que los otros no sabían y era que existían otras declaraciones de Maragall, aún no publicadas, esta vez a una revista especializada en investigación histórica,
L’avenç, cercana a las tesis socialistas. En esas segundas declaraciones, el ex presidente catalán se despachaba mucho más dura y críticamente sobre el Estatuto resultante y el papel jugado por Zapatero, el propio Montilla y el PSC en el proceso estatutario. En estas últimas declaraciones, Maragall reconocía, por ejemplo, que él no quería cesar a
Carod por la entrevista de éste mantuvo con ETA y que fue
Rodríguez Zapatero quien le forzó.
Si (
No(
