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Acto del PSOE en O Saviñao

José Blanco: “De Buenos Aires van a venir aires nuevos el 27-M”

jueves 03 de mayo de 2007, 09:25h
Había que cumplir con los amigos de colegio. Se trataba de escenificar el acto progresista en lo más profundo del Sur de la provincia de Lugo, en el corazón de la vinícola Ribeira Sacra, en el ayuntamiento de O Saviñao (4.734 habitantes), en el que el Partido Popular lleva gobernando dieciséis años. Y hasta allí llegó, a las nueve y veinte de la noche, el secretario de Organización del PSOE, el diputado José (Pepiño) Blanco. Y todo para participar en el mitin de presentación del programa de la candidatura socialista local, encabezada por José Antonio Quiroga, compañero de bachillerato de Blanco.

Ante tres centenares largos de asistentes (es lo que da el aforo del local elegido) y en su intervención –íntegramente en castellano- de poco más de un cuarto de hora, el secretario de Organización del PSOE, sobre un escenario suministrado por los servicios del partido, instalado, con luces y sonido, en el interior del auditorio municipal de Escairón, la capital del municipio, demostró estar al corriente de la letra pequeña política de su provincia natal. Naturalmente, Pepiño Blanco, aprovechó para hacer un paralelismo entre lo bien que lo hace el actual Gobierno y lo bien que lo harán, si los electores lo deciden, sus correligionarios. “Hay que aprovechar –dijo-  el momento de crecimiento”, porque, a partir del 27M, en O Saviñao, las cosas serán distintas, de la misma forma que “en España hay un gobierno nuevo y distinto”.

Tras recordar que hay que “recuperar el tiempo que se ha perdido en algunos ayuntamientos, llegó, en clave absolutamente provincial, el capítulo de los puyazos al PP. “Sus alcaldes son de bombillas y asfaltados”, explicó, para señalar las incongruencias tanto locales, como provinciales en las que, a su juicio, incurren los populares lucenses. Para ello citó el reciente caso (sucedió la semana pasada) de una diputada autonómica [Susana López Abella, a la que no citó por su nombre] que es candidata a concejal por el PP en el vecino municipio de Chantada: “su padrino político fue Cacharro Pardo –el presidente de la Diputación—y ahora ella lo pone a caer de un burro”. Y, ante la constatación de viajes a Argentina en busca de los votos de los emigrantes, recordando lo que representó el voto emigrante en las últimas elecciones autonómicas, que dieron el apretado triunfo a la coalición hoy gobernante en Compostela, pidió tranquilidad y dijo que “De Buenos Aires vendrán aires nuevos el 27M”.

Tuvo también Pepiño Blanco alguna pulla más para quienes le acusan a él y a su partido de romper la familia. “el 27M la única familia que se va a romper es la del PP”.


El telonero

Previamente, Blanco aguantó el previo tirón del aburrimiento, y escuchó -y parece que entendió lo suficiente- la inevitablemente larga exposición de su predecesor en la tribuna, el alcaldable Quiroga, que ejerce en la capital lucense como delegado provincial del INEM, y que le dio, en lengua gallega, un larguísimo repaso a “la desidia del actual y espero que pasado equipo de gobierno municipal”. Datos propios del caciquismo municipal imperante en la Galicia no tan moderna que vende el bipartito de la Xunta. “En dieciséis años -explicaba el alcaldable- el actual alcalde y sus concejales han manejado pésimamente 4.000 millones de las antiguas pesetas, parte de ellos procedentes de los fondos de la Unión Europea y el municipio está como está”. O sea, mal. Con un botón de muestra muy reciente: el actual consistorio, que encabeza Joaquín González (PP), intenta colar una ilegal ampliación del cementerio de la capital municipal, a cargo de los fondos Leader-2, destinados a fijar la población en zonas rurales.

Tras la larga retahíla de las cosas mal hechas, llegó el turno de la esperanza de futuro que ofrecen los socialistas locales: lo que piensan hacer, llegado el caso, si acceden al gobierno municipal del Saviñao: tapar agujeros, rentabilizar los 1,8 millones de euros del presupuesto para 2007, y una cantidad de propuestas que, “de no cumplirlas –dijo Quiroga-  lo podéis solucionar dentro de cuatro años no votándonos”. Luego vendría la breve ración de piropos a Blanco, encargado del cierre del acto. 


Los asistentes

A las nueve y veinte de la noche del martes, 2 de mayo, llegaba Blanco al auditorio municipal de Escairón. Lo hizo en un coche negro, precedido por otro de la Guardia Civil de Tráfico y seguido de otro coche con la escolta. Arreglado pero informal (traja marrón, jersey rojo y camisa descorbatada, recibió los aplausos de quienes le esperaban a pie de calle. Saludó al candidato Quiroga y a la docena larga de cargos presentes y futuribles (estaban cuatro delegados provinciales de otras tantas consellerías de la Xunta y los cabezas de lista socialista en los municipios vecinos) y a algunos militantes escogidos al azar. Durante un cuarto de hora se reunió, en un bar vecino, con el candidato y pasó, acto seguido, al auditorio.

La puesta en escena, la típica de los socialistas para esta campaña: paneles azulados, en los que resalta el logotipo rojo del partido y la preceptiva sintonía musical de entrada y de salida, banderas del partido previamente distribuidas a los asistentes.

Naturalmente, en un municipio pequeño en el que todo el mundo se conoce, no pasó desapercibida la presencia de cuatro o cinco militantes del PP (“los espías”, dijo alguien) que intentaron no ser demasiado vistos. Y, por supuesto, el BNG local también colocó a uno de sus militantes.

Finalizado el acto, cerca de las once menos cuarto de la noche, en dos minutos Blanco y su séquito desaparecieron del pueblo, mientras los cerca de cuatrocientos asistentes, con más calma, se dedicaron a comentar lo que, para muchos, es una efemérides y que una candidata socialista resumió así: “Blanco parece mayor en la tele”.

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