La moda verde se va imponiendo. Dicen que será el futuro y muchos ya hablan de presente. Hay firmas que se han lanzado a la aventura ecológica apostando por los tejidos naturales. Otras, ponen su granito de arena “verde” en los estampados.
La firma italiana de bolsos Braccialini ha lanzado un kit de viaje integrado por una maleta tipo trolleys, en dos tamaños, un neceser y una bolsa de aseo a juego inundados de tomates, de su línea Jacquard. Es el estampado de moda en esta marca, ya que también ha ideado un bolso con forma de este rojo vegetal. El kit cuenta con una funda transparente para las inclemencias del tiempo, en toda su extensión.
El kit ha sido creado para estrenarse en Semana Santa, pero hay otras semanas, como la Blanca, para lucirlo. Luego llegarán las vacaciones para exhibirlo con más conocimiento de causa viajera. Porque viajar es una forma de quitarse el pelo de la dehesa. Lo dicen los expertos, que ya se sabe que un experto, como escribiera en su día Ignacio Ruiz Quintano, siempre es alguien que no es de la ciudad; o sea, que sólo conoce el tema a tratar desde fuera.
Las maletas, esas que siempre pintara con trazas de sociólogo de su época, el siglo XX, el pintor Cristóbal Toral, dicen mucho de quien las lleva. No hay nada como echarle un ojo al equipaje del viajero para saber cómo es su cuenta corriente o su estatus estético. Porque hay quien prefiere degustar “Avecrem” como si degustara pavo e invertir su reducida nómina en esas apariencias que suelen engañar.
Una opción muy roja
El viajero, que no el turista, apuesta siempre por la comodidad de su equipaje, sabedor de que se va a “patear” todo aquello que se sale de la ruta establecida en el viaje programado. Pero si el viajero es también un esteta, que suele suceder, y además tiene posibles, se apunta a las de más glamour del momento. Maletas con caché las ha habido siempre. Antes fueron los baúles, pero mucho antes los bargueños, que eran los maletines que se pusieron de moda hace unos años y no sólo para llevar documentos.
En estos momentos se lleva la ecología refinada, con clase, de diseño, para entendernos. Olvídese de esa filosofía seudohippy que abanderaban cuatro descamisados. Ahora el ecologista puede empezar por hacer un viaje con un kit de maletas de Braccialini poblada de tomates. Es una opción muy roja, ¿no le parece?
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