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Tradición, religión y política

Tradición, religión y política

domingo 04 de abril de 2010, 11:41h
La plaza de Alcorisa, casi cerrada, porticada en sus laterales, no tiene más de 500 metros cuadrados. Es pequeña, recoleta y actúa como una perfecta caja de resonancia. Desde las once de la noche, nazarenos de todas las cofradías y edades y género con bombos y tambores van agolpándose en silencio frente a la fachada del Ayuntamiento. Cien, doscientos, quinientos, mil, dos mil...hasta que en la pequeña plaza no cabe ni un alfiler. El silencio se hace más denso conforme se acerca la medianoche. En las callejuelas adyacentes se agolpan los curiosos, los turistas que han llegado de todos los rincones de España. Mientras suenan las campanadas de las 12, un toque de trompeta procedente del balcón de la Casa Consistorial da la orden. Entonces se rompe la noche en un acompasado estruendo de tambores y bombos, en una cadencia rítmica y atronadora que te pone la piel de gallina, te inunda el pecho y te llega hasta lo más profundo del corazón. Se rompe la hora y, durante toda la madrugada y la mañana siguiente los ecos de la "rompida" sacuden cada rincón de este pueblo turolense del Bajo Aragón. La escena de Alcorisa se repite en Híjar, en Albalate, en La Puebla de Hijar, en Andorra, en Samper, en Urrea y los ecos del concierto fúnebre resuenan en los límites del Maestrazgo. La fría noche se calienta con los redobles del tambor y los golpes secos el bombo, sangran las manos y la tradición se cumple un año más en la noche del Jueves Santo. Una tradición ligada a la religión en la que ésta pasa a un segundo lugar y vuelve a cobrar protagonismo en la tarde del Viernes Santo con el Drama de la Cruz en el Calvario.

En Calanda, posiblemente el pueblo más conocido de la Ruta del Tambor gracias a la figura de Luis Buñuel, la fiesta sin dejar a un lado la tradición, se adentra en la política. Cada año, desde la Dictadura, algún líder político es el encargado de romper la hora a mediodía del Viernes Santo. Este año le ha tocado a la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde. Será por aquello de su relación con el cine o por su lucha contra los internautas. En Calanda, es tal la llegada de turistas que se hace prácticamente imposible acercarse hasta la plaza del Ayuntamiento o los cercanos espacios ocupados por las cuadrillas de cofrades. Aquí son miles los tambores y bombos, pero su estruendo matinal no tiene el recogimiento y la intemsidad emocional de Alcorisa. Es más una fiesta turística que emocional. Y es que nunca ha sido bueno mezclar tradición con política, al final siempre se acaba contaminando lo más cercano al pueblo en provecho de quienes utilizan lo público en beneficio propio. Y que me perdonen los paisanos de don Luis, pero su "rompida" es más un espectáculo cara al exterior que una cuestión de fe o tradición, aunque cada cofrade muestre lo mejor de sí mismo y de su obra.

Cuento ésto porque es todo un ejemplo de la diversidad religiosa de España. Si aquí, en Andalucía, la Semana Santa entraña un boato excepcional, un colorido, un sacrificio y una muestra magnífica de arte y cultura, en otros rincones de la península se ve con distinto crisol. Ni mejor ni peor. Distinto y tan respetable como el que más. Compararlas, como hacen algunos necios, es un síntoma de cortedad de miras, de tarados mentales y de idiotez egocéntrica.

Lo único cierto es que, digan lo que digan nuestros dirigentes políticos sobre el laicismo del Estado, nuestra forma de ver la Semana Santa en estas fechas es cristiana y sólo se entiende con la religión como fondo de una tradición de siglos. Son muchos los que se van a las playas de vacaciones, pero intentar desacralizar estas fiestas es como pedir peras al olmo, prohíbir la música en las ferias para que no se lucre la SGAE o como compartir culto con los islamistas en la Mezquita de Córdoba. Por más que Zapatero se recluya en Doñana esperando que los patos o los linces del Parque Nacional.onubense le aporten soluciones para salir de la crisis. Espero que ustedes le hayan  pedido a la Macarena, al Gran Poder, a San Juan o a la Virgen del Pilar que nos echen una mano en lo que resta de año, porque si no, lo tenemos claro. Como decimos por aquí abajo, que Dios nos coga confesaos si San Zapatero no hace un milagro ayudado por la Patrona de las Marismas.
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