www.diariocritico.com
Todo el país, pendiente de los juzgados

Todo el país, pendiente de los juzgados

miércoles 07 de abril de 2010, 20:23h

Perdón por la alusión personal, pero lo cierto es que los periodistas que estamos en la trinchera andamos estos días con un agobio que va más allá (aún) de lo habitual. La mañana de este miércoles, sin ir más lejos, alcanzó cotas explosivas: a los afanes de echar un vistazo en el menor tiempo posible a cincuenta mil legajos del ‘caso Gürtel’ se sumaba el anuncio de que Baltasar Garzón será juzgado por prevaricación y de que el ex presidente balear Jaume Matas ha podido avalar los tres millones de fianza impuesta por el juez para evitar la prisión.

Por si todo ello fuera poco, al gran lío judicial de la corrupción se suma el enorme debate acerca del tratamiento en algunos medios -con una extraña filtración judicial de la declaración de la inculpada incluida- del ‘caso Seseña’, el asesinato de una niña presuntamente por otra compañera casi de su misma edad.

Es decir: el país entero está en vilo, pendiente, una vez más, de los juzgados, e incluya usted en la lista, si quiere, esa esperadísima sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut de Catalunya. Son muchas las voces que aprovechan coyunturas como esta para poner en solfa al poder judicial, y razones -lentitud, masificación, politización, ocasionales faltas de equidad y desigualdades...- no faltan para las críticas. Desde luego que no.

Pero tengo para mí que la Justicia en España, más que un problema, es una solución. Lo digo porque, al final, y aunque algunos quieran ver siempre la ‘longa manus’ del Ejecutivo planeando sobre las decisiones de los jueces -que sí, que lo intenta-, la verdad es que, tarde o temprano, la diosa de la venda y la balanza acaba haciendo su trabajo.

“Tarde o temprano, todos acaban pagando sus delitos”, me comentaba ayer un juez amigo, a propósito de la avalancha de casos famosos que se acumulan en los tribunales. No estoy seguro de que esta frase no tenga sus excepciones, ni tampoco de que no tenga razón aquella maldición gitana de “pleitos tengas y los ganes”, pero sí estoy seguro de que una era en la que algunos delincuentes y corruptos creían poder actuar con total impunidad se ha acabado.

Podemos no compartir algunas sentencias judiciales, podemos desesperarnos ante ciertas salidas de tono, ante presuntos tratos de favor a ciertos poderosos. Y podemos y debemos también reconocer que, a veces, los legisladores, los gobiernos y los medios no facilitan la labor de los jueces. Pero al menos yo hoy estoy contento: ni un ex presidente autonómico se va a ir de rositas tras haber cometido demasiadas fechorías, ni los sinvergüenzas directamente culpables de la ‘trama Gürtel’ van a seguir pavoneándose de tomarnos a todos el pelo. La Justicia ha tardado en actuar, pero su paquidérmica maquinaria se ha puesto inexorablemente en marcha.

Ésa es, en esencia, la parte estrictamente judicial: la civil y la penal. Y me quedo con la impresión de que la Justicia, en esencia, ha cumplido con su deber, por más demasías que algunos inventen tratando de presentar a los jueces -no solamente al polémico ‘juez estrella’- como meros ejecutores de las directrices de este o de aquel Gobierno.

No; esta vez, más bien mejor que peor, se ha hecho justicia, porque había casos delictivos y no solamente humo. Otra cosa serán luego las responsabilidades políticas derivadas de los casos civiles y penales y cómo interprete la ciudadanía la actividad -o inactividad- de sus representantes políticos, cuestión sobre la que nos esperan sin duda largos y enconados debates. Pero ya digo: ese es un escalón que a los jueces no les compete. O, al menos, no debería.

[email protected]

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios