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Religión y religiones

Religión y religiones

jueves 08 de abril de 2010, 16:33h

En vista de que la crisis económica continua siendo el principal problema que tenemos los españoles, el Gobierno tiene en cartera sacar adelante una nueva Ley sobre Libertad Religiosa, que seguro nos tendrá entretenidos durante unas cuantas semanas.

Al parecer, en el proyecto está equiparar a todas las religiones por igual, amén de disponer la desaparición de los crucifijos de las aulas, o que de ahora en adelante no haya funerales religiosos de Estado, y que suprimir cualquier actividad religiosa que tenga que ver con el catolicismo en las instituciones.

Nuestra Constitución consagra la aconfesionalidad del Estado, pero nuestro Gobierno trabaja para que el Estado sea lisa y llanamente laico. El caso es que el presidente Zapatero parece tener una especial inquina al catolicismo y esa obsesión le lleva a querer barrer al catolicismo de nuestro país, aunque eso sí, con buen talante.

Verán, a mí me parece imprescindible la separación entre Estado e Iglesia. A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Por eso, creo que los gobernantes tienen que gobernar pensando en los intereses generales de los ciudadanos. Pero precisamente gobernar pensando en los ciudadanos no puede llevar al Gobierno a no tener en cuenta los sentimientos y creencias mayoritarias de los gobernados. Y, según las encuestas, los ciudadanos de nuestro país se declaran mayoritariamente católicos, independientemente de que sean católicos practicantes o no lo sean. Pero el catolicismo forma parte de nuestra cultura, les guste o no a los señores del Gobierno.

No se puede entender Europa, nuestro mundo, sin Grecia, sin Roma, sin el judaísmo y sin el cristianismo. En realidad no podríamos explicarnos a nosotros mismos sin la herencia judeo-cristiana. Por eso no entiendo ese empeño en borrar las huellas de esa herencia y en denostar lo mucho de bueno que tiene esa herencia. No, la verdad es que no lo entiendo.

Y aunque lógicamente me parece que es indispensable garantizar la libertad religiosa, consagrada en nuestra Constitución, también creo que en la sociedad española no tiene el mismo peso el catolicismo, que el calvinismo, pongo por caso. De manera que me parece un empeño obsesivo intentar borrar parte de nuestra historia, de nuestra cultura, en definitiva de nuestra alma.

Si la Ley de Libertad Religiosa va a consistir en intentar desarraigar el catolicismo de nuestro país me parece un error baldío. Es más, creo que el Gobierno se debería de hacer mirar esa especie de obsesión contra el catolicismo.

La verdad es que siempre me ha llamado la atención el que los ateos estén tan obsesionados con Dios que no nos dejan al resto en paz, ni siquiera a los agnósticos.

En vista de que la crisis económica continua siendo el principal problema que tenemos los españoles, el Gobierno tiene en cartera sacar adelante una nueva Ley sobre Libertad Religiosa, que seguro nos tendrá entretenidos durante unas cuantas semanas.

Al parecer, en el proyecto está equiparar a todas las religiones por igual, amén de disponer la desaparición de los crucifijos de las aulas, o que de ahora en adelante no haya funerales religiosos de Estado, y que suprimir cualquier actividad religiosa que tenga que ver con el catolicismo en las instituciones.

Nuestra Constitución consagra la aconfesionalidad del Estado, pero nuestro Gobierno trabaja para que el Estado sea lisa y llanamente laico. El caso es que el presidente Zapatero parece tener una especial inquina al catolicismo y esa obsesión le lleva a querer barrer al catolicismo de nuestro país, aunque eso sí, con buen talante.

Verán, a mí me parece imprescindible la separación entre Estado e Iglesia. A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Por eso, creo que los gobernantes tienen que gobernar pensando en los intereses generales de los ciudadanos. Pero precisamente gobernar pensando en los ciudadanos no puede llevar al Gobierno a no tener en cuenta los sentimientos y creencias mayoritarias de los gobernados. Y, según las encuestas, los ciudadanos de nuestro país se declaran mayoritariamente católicos, independientemente de que sean católicos practicantes o no lo sean. Pero el catolicismo forma parte de nuestra cultura, les guste o no a los señores del Gobierno.

No se puede entender Europa, nuestro mundo, sin Grecia, sin Roma, sin el judaísmo y sin el cristianismo. En realidad no podríamos explicarnos a nosotros mismos sin la herencia judeo-cristiana. Por eso no entiendo ese empeño en borrar las huellas de esa herencia y en denostar lo mucho de bueno que tiene esa herencia. No, la verdad es que no lo entiendo.

Y aunque lógicamente me parece que es indispensable garantizar la libertad religiosa, consagrada en nuestra Constitución, también creo que en la sociedad española no tiene el mismo peso el catolicismo, que el calvinismo, pongo por caso. De manera que me parece un empeño obsesivo intentar borrar parte de nuestra historia, de nuestra cultura, en definitiva de nuestra alma.

Si la Ley de Libertad Religiosa va a consistir en intentar desarraigar el catolicismo de nuestro país me parece un error baldío. Es más, creo que el Gobierno se debería de hacer mirar esa especie de obsesión contra el catolicismo.

La verdad es que siempre me ha llamado la atención el que los ateos estén tan obsesionados con Dios que no nos dejan al resto en paz, ni siquiera a los agnósticos.

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