Era el segundo gran plato fuerte del día en el Congreso -
el primero, el Estatut, con un duelo dialéctico entre De la Vega y Ridao-, ante la ausencia del presidente,
Rodríguez Zapatero, en visita en Estados Unidos. Y, desde luego, el cuerpo a cuerpo entre la 'popular'
Soraya Sáenz de Santamaría y la vicepresidenta
Elena Salgado no defraudó.
Parece que la vicepresidenta, poco ducha en lides dialécticas en términos políticos, ha aprendido que no debe entrar al trapo de las preguntas más o menos capciosas de la oposición, sino que debe atacar a los puntos flacos de esa oposición. Y eso es lo que ha hecho en la sesión de control de este miércoles, en la que ha arrojado a la cara de Sáenz de Santamaría el guantelete de la corrupción Gürtel.
La portavoz popular quería conocer qué balance hacía Salgado de su propia gestión, cuando el paro alcanza casi los cuatro millones y medio de personas y el Ejecutivo ha abierto una brecha de cien mil millones de euros en las cuentas públicas. Y, pese a todo, sigue, no obstante, dedicando más fondos a infraestructuras, pero “para pagar cuando gobiernen otros”.
Sin entrar en cifras inconvenientes, Salgado trató de explicar a De la Vega que “gobernar quiere decir trabajar en equipo, buscar consensos y decidir”. Respuesta no satisfactoria para la popular, que le espetó;: “Decidan ustedes mejor” y no tomen medidas “inocuas” o “Contraproducentes”. “Si sabe usted lo que hay que hacer, hágalo de una vez, pero no haga usted perder el tiempo y el empleo a muchos”.
La respuesta le dolió a Salgado, pero esta vez la vicepresidenta había sido convenientemente ‘enseñada’: le dijo, primero, que si en una situación como ésta gobernara el PP “habría aquí una crisis de convivencia”, y le lanzó a la cara un guantelete: “¿Quién ordenó la firma de unos contratos de la trama corrupta que vamos a tener que pagar todos los españoles?”. En fin, un golpe con 'Correa'.