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Sí es para tanto

Sí es para tanto

jueves 22 de abril de 2010, 07:36h

   La polémica del velo llamado "hiyab" es recurrente. Ahora en Pozuelo partidarios y críticos no estamos más que repitiendo los argumentos que ya esgrimimos cuando el caso de la niña musulmana de El Escorial: el problema no es la religión sino la desigualdad. Como símbolo religioso, el velo no me parece rechazable sino un elemento propio del ámbito de la intimidad individual y de la libertad de cada individuo, de la esfera de "lo privado". Como símbolo de desigualdad, por el contrario, de inferioridad de la mujer frente al hombre, ni el velo ni ningún otro rito o costumbre religiosa creo que pueda tener cabida en una democracia.

   ¿Es este el caso de la niña del velo de Pozuelo? Con carácter individual no me atrevo a asegurarlo, incluso algunas mujeres musulmanas nada integristas sostienen que este tipo de velo, el "hiyab", no es un símbolo de sometimiento de la mujer al hombre, sino una ofrenda que ella le hace libremente a Dios. Con carácter general, por el contrario, sí que tengo dos o tres cosas claras: la primera, que las normas están para cumplirlas, también las de ese instituto de Pozuelo, cuyo Consejo Escolar reiteró el martes por 15 votos frente a dos la prohibición de que los alumnos y las alumnas entren en clase con la cabeza cubierta por nada, ni por gorras, ni por capuchas, ni por velos. Sólo ante el derecho a la educación debería cuestionarse, en mi opinión, esta norma, pero esa posible colisión no existe en este caso ya que cerca hay otro instituto que admite 'los tapados' donde está joven podría trasladarse.

   Deberíamos aprender de quienes van por delante en este complejísimo asunto del velo si, velo no. Los franceses, por ejemplo. Francia tiene mucha más experiencia en 'alianzas' de velos y civilizaciones, y aunque allí no se da este problema en la escuela pública, que no se admite signo externo de ninguna religión porque es constitucionalmente laica, el debate social ya ha pasado del "hiyab" a las distintas clases de 'burkas'. La tolerancia con los velos que sólo cubren el pelo porque total no es para tanto, me cuenta una joven francesa, ha degenerado en que los musulmanes más integristas exigen ahora igual "respeto" a los 'burkas'... también en nombre de la religión; por coherencia, dicen, ¿por qué unos sí y otros no, preguntan? La desigualdad es la respuesta, el problema, la igualdad no es cuestión de centímetros de pelo o de piel, sino de principios. Y lo que yo me pregunto es si esta vez aprenderemos en cabeza ajena... o como siempre

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