Pánico en Tailandia luego de tres explosiones

De acuerdo con los primeros datos, al menos cuatro de los heridos son ciudadanos extranjeros y otra es una mujer tailandesa. Las deflagraciones han ocurrido fuera de la sede de Charoen Pokphand Group, la mayor compañía de productos agrícolas de Tailandia.

Los manifestantes exigen la dimisión del primer ministro, Abhisit Vejjajiva, quien ha convocado una reunión de urgencia con los responsables de seguridad del país después de producirse los ataques.

El Ejército ha pedido hoy a los camisas rojas que se disuelvan pacíficamente, para no tener que cargar contra ellos. "Se acaba el tiempo. Por favor, abandonad el área y presentaos ante las autoridades", ha clamado el portavoz del Ejército, el coronel Sunsern Kaewkumnerd. "Las autoridades serán firmes para dispersar las protestas. No queremos que arriesguéis vuestras vidas", ha añadido.

Pero los camisas rojas no ceden por el momento. "No podemos negociar cuando nos están apuntando a la cabeza. La solución más sencilla es disolver el Legislativo, entonces nos marcharemos", ha respondido Weng Tojirakarn, uno de los dirigentes.

Los manifestantes han fortificado sus posiciones en el centro de Bangkok y hoy han acudido a la delegación de la ONU para pedir el envío de cascos azules. "Solicitamos la presencia de cascos azules para prevenir que el primer ministro y el viceprimer ministro, Suthep Thuagsuban, envíen a los soldados a matar camisas rojas desarmados", ha dicho uno de sus líderes.