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Con fecha de caducidad

Con fecha de caducidad

sábado 24 de abril de 2010, 13:32h

Los socialistas andaluces siguen con la mosca detrás de la oreja. La mosca se llama José Antonio Griñán cuya candidatura para las elecciones autonómicas pende del hilo de las  municipales: una deblacle urbana en las susodichas –nada descartable dado como está el patio de las capitales y grandes urbes- hará que el partido cambie a la mosca –Griñán- por una “mosquita muerta”, en el sentido popular del término,  llamada Mar Moreno, más viva que nunca en las quinielas de la sucesión del sucesor.

Si los socialistas pierden en las ocho capitales y no logran gobernar en ninguna significará que el “efecto Griñán”, el efecto del cambio ilustrado, tiene menos peso que el de una mosca. Si a ellos unimos pérdidas previsibles como Jerez y Estepona y que el PP aspira, con solidez,  a un puñado de diputaciones (Almería, Málaga, Granada y puede que hasta Cádiz), el zurrón de Griñán para el 2012 estaría más vacío que la despensa de un pobre.

No parece que el PSOE esté, hoy por hoy, en condiciones de retener, por ejemplo, Sevilla. La nefasta gestión del relevo del actual alcalde, en la que Griñán se mojó como un principiante, puede ser  la gota que colme el vaso de la paciencia del votante socialista. Griñán invita a Sánchez Monteseirín a irse, éste se lo cree precipitadamente  y escribe una carta de despedida a los sevillanos como para irse al día siguiente. Y resulta que no, que se queda hasta el final del mandato y se abre una crisis institucional insólita en el municipalismo andaluz: Monteseirín sigue “nominalmente” de alcalde, pero el auténtico regidor de la capital es el PSOE, desde cuya sede se negocia el fin de la huelga de los autobuses, provocando la dimisión del vicepresidente de la empresa (Tussam). Ni se sabe ya cuántas dimisiones ha sufrido el Ayuntamiento de Sevilla (o lo que queda de él).

Si Griñán no llega a precipitar el adiós de Monteseirín, al que los socialistas  han atacado más que al auténtico adversario, Juan Ignacio Zoido (PP), quizás hoy, con un relevo ordenado, el carril bici y la peatonalización ya sin obras,  el PSOE podría sacar pecho. Pero no; de lo que se habla es del alcalde que se va sin irse y de un tal Espada que viene sin llegar.

Y que decir de la otra capital de izquierdas (Córdoba), a la que Griñán dejó sin su referente, Rosa Aguilar. La única capital andaluza donde nunca ha gobernando el PSOE parece, hoy por hoy, presa fácil del PP, que ya fue el partido más votado en las últimas elecciones.

Por donde pisa Griñán, no crece la hierba. Si acaso, lo que crece, como la espuma, es su fecha de caducidad…

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