Apasionante normalidad

   El exceso de pasiones convoca siempre a anhelar la normalidad. La normalidad en la vida pública cotidiana es la gestión y mejora de los servicios de los ciudadanos y la permanente dialéctica para que la vida sea más completa y más fácil para todos. Todo esto con los asuntos propios de la gobernación y la aspiración a que los intereses que se gestionan se hagan el mejor espacio en un mundo al que se aspira a transformar.

   Cualquier observador diría que en España existe una cierta alergia a la normalidad y que la creación o potenciación de conflictos tiene una estructura genéticamente asentada en los españoles. Nuestra historia está harta de desmotrarlo.

   La conjunción de crisis que se manifiestan en estos tiempos son dignas de reflexión porque corroboran casi todos estos asertos. El Tribunal Constitucional está tan desprestigiado que surgen partidarios de su desaparición con lo cual nos quedaríamos sin la única institución con fuerza legal para garantizar la cohesión de España.

   La Justicia está en su punto más bajo de credibilidad por intentar juzgar a un juez; paradojas de la vida, el corporativismo se ha transformado en una sospecha de caza de brujas y un juez se ha erigido en símbolo de la lucha antifranquista treinta y cinco años después de la muerte del dictador.

   La sucesión de episodios económicos internacionales acercan la soga griega al cuello español, cuatro millones y medio de parados esperan las estadísticas para seguir creciendo sin que las medidas correctoras de fondo de nuestro sistema económico se terminen de definir.

   Bueno, la normalidad no está ni mucho menos al alcance de la mano. Puede que haya ciudadanos que encuentren apasionante luchar contra Franco después de tantos años de su muerte y que incluso eso dé sentido a sus vidas. Lo único realmente preocupante es que no se conoce el cerebro profundo de esta agitación y no se tiene noticias de que alguien este gobernando este país que ha optado por desparramarse en protestas por la calle para luchas ahora contra su pasado.