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Ponga un vídeo en el aire

martes 28 de noviembre de 2006, 11:18h
TITO B. DIAGONAL
Barcelonés de alta cuna y más alto standing financiero, muy apreciado en anteriores etapas de este diario, vuelve a ilustrarnos sobre los entresijos de las clases pudientes

Sí, amadísimos, globalizados, megaletileonorizados y videotecados niños y niñas que me leéis, estamos inmersos en la cultura del audiovisual. Se trata del poder de la imagen, que va mucho más allá de la dolce vita, porca gente de programas de televisión con fetideces de casquería y colorines de quirófano gore, salpicado de intestinos, endometrios, retazos escrotales y tejidos cavernosos.

Porque si antes había hemerotecas y fonotecas, ahora, lo que priva es la videoteca. Si antes, las personas físicas y/o jurídicas (un concepto muy caro a Paco Jufresa, ilustre abogado barcelonés) podían tener esqueletos en el armario -o parientes bastardos en cualquier bifurcación de las ramas del árbol genealógico familiar- con los consiguientes y subsiguientes deseos de ocultación, ahora, salvo los que van gratuitamente a los programas de exhibicionismo televisivo (amas de casa rubensianas, vestidas con el tradicional mal gusto de las clases bajas, confesando su infidelidad cometida con el repartidor de butano). Claro que siempre existen personas (pensemos en Juan Antonio Roca y su cohorte de malayos marbelleros y zaldívares anexas) que prefieren no airear su pasado, incluso cuando les paguen por ello. Y quien dice eso, puede hablar también de personas jurídicas, en forma de sociedades anónimas o limitadas, muchas de ellas constituidas en pequeños países (Gibraltar, Liechtenstein, Mónaco, Panamá, Antillas Holandesas) de discretísima legislación registral. A ellas, seguro que no se les saca un vídeo... Lo que yo os diga, pequeñines/as míos/as...

No obstante, otras personas jurídicas, pongamos que los partidos políticos de notorio arraigo electoral, se pirran por los vídeos, siempre y cuando sirvan para meter el dedo en el ojo de la cara del adversario.

Hace apenas diez días, el Partido Popular de las Españas Unidas, sacó un vídeo contra la inseguridad ciudadana que hay bajo el gobierno de ZetaPé. Algo así entre "Historias para no dormir" y "La matanza de Texas 437". Claro, como salían muchos tiros -hasta en Colombia-digamos que más de uno les salió a los peperos por la culata. Vamos, que el vídeo parecía confeccionado por el oficialmente inexistente -pero real como la vida misma-Secretariado de Maldades del PSOE, sección patadas mediáticas en la espinilla. Vamos, que si me llegan a decir que el responsable de ese vídeo es Pérez Rubalcaba, con la ayuda del malvado del Vilariño, voy y me lo creo.

Y, hoy, al filo de la sobremesa, los sociatas, han contraprogramado con otro vídeo. En esta ocasión, algo más hábiles, se lo han montado en plan versión abreviada de "Informe semanal" o de "Documentos TV". Y la cosa va de algo así como "por la boca muere el pez", recordando gloriosas intervenciones de Aznar, Miguel Ángel Rodríguez, Marianito Rajoy y Miguel Sanz, allá por 1998, cuando el marido de Ana Botella, en lugar de hablar de la banda terrorista ETA, parecía Arnaldo Otegui, citando el "Movimiento de Liberación Nacional Vasco". Era una época, que la cúpula pepera, no sé si hablaba euskara en la intimidad, pero seguro que hasta habían transformado la bodeguilla monclovita (o monclovera) en una herriko taberna.

Hombre, no es que yo esté muy conforme con eso de andar dándole para adelante y para atrás a la moviola del tiempo pasado (aquí Damián, mi redicho valet de chambre, ha aplaudido la metáfora), de entrada, porque como empecemos así, cualquier día de estos nos sacan en vídeo hasta las recalificaciones urbanísticas en la Vega de Granada cuando los Reyes Católicos... Y para bucear en los archivos del tiempo, con la serie "Cuéntame cómo pasó", el personal anda mucho más sobrado que con la Ley de la Memoria Histórica.

Sí, ya sé, amadísimos/as de mi paterno corazón, que estamos en la sociedad de la información y que lo que no sale por la tele, en realidad, no existe (bueno, hagamos la pequeña excepción de las cuentas familiares en discretos bancos suizos, que nunca saldrán por la tele). De ahí la manía del "ponga un vídeo en el aire". Que no deja de ser una manera de quedar con la retaguardia al aire. La ajena y, a veces, ¿verdad, Mariano?, la propia.
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