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Patxi López y Feijóo: un año

lunes 26 de abril de 2010, 08:30h
    Se cumple un año de la llegada a la cima política en sus respectivas autonomías de dos personas que, hasta hace poco, eran casi unos desconocidos, y que hoy centran los focos de la atención mediática. Nos referimos al socialista Patxi López (50 años, nacido en Portugalete), lehendakari con el apoyo del Partido Popular de Euskadi, y a Alberto Núñez Feijóo (48 años, natural de Los Peares, Orense), presidente de la Xunta de Galicia.

     Ambos eran definidos ayer en el suplemento dominical de los diarios de Vocento como dos hombres tranquilos. Y ambos estarán el próximo 15 de mayo en Ponferrada, recogiendo los “micrófonos de oro”.

    La verdad es que, en este clima de agresividad política, de ataques, de insultos, de descalificaciones que los ciudadanos hemos de soportar, personas como Patxi López y Núñez Feijóo son dos referentes de la moderación, del pragmatismo, y más proclives a las nueces que al ruido. Y no es descabellado pensar que algún día den el salto a la política nacional, y sean el relevo de sus hoy jefes de filas, de José Luís Rodríguez Zapatero y de Mariano Rajoy. De esta posible sucesión no quieren ni oír hablar: ellos están luchando por el progreso de sus respectivos territorios, con la penitencia añadida que tiene Patxi López de colaborar a que ETA desaparezca.

     Pero ya ven que hace año y pico apenas se hablaba de López ni de Núñez Feijóo, e incluso en las quinielas electorales se les daba como perdedores. Galicia había sido gobernada históricamente por la derecha, pero parecía difícil desmontar la alianza entre socialistas y nacionalistas. Y en Euskadi, desbancar al PNV parecía imposible, y sólo se logró con el pacto ejemplar entre socialistas y populares.

     Porque si de algo saben Patxi López y Núñez Feijóo es de pactar, de buscar puntos de encuentro, de escuchar a la gente y de ir al grano. Insistimos en que, ante las turbulencias de la vida política española…, mientras la señora Cospedal acusa al Gobierno de “poner en peligro la democracia”, y el señor Blanco le responde que  “el PP da oxígeno y jalea todos los días a los falangistas”. Mientras sucede todo eso, en Vitoria y en Santiago de Compostela hay dos hombres tranquilos, uno de la izquierda y otro del centro-derecha, leales a sus líderes, pero con un discurso propio. Un discurso cada día más sólido.
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