De pirómanos a bomberos

Cuando yo era niño la mejor forma de “espantar” un nublado era a cañonazos. Había pueblos que al acercarse las nubes de verano, negras y peligrosas, apuntando piedra, se dedicaban a disparar no sé qué municiones a cañonazos. Parecía la guerra. Cuento esto, real como la vida misma, aunque las nuevas generaciones no se lo crean. Piensan que les engaño. Y no es cierto. En Cañizo escuchábamos los “bombardeos” en verano con mucha frecuencia. Los estruendos llegaban del sur, de las tierras de Valladolid. No sé si el sistema era eficaz, pero si lo hacían cada año por algo sería. No lo hacían todos los ayuntamientos; sólo los que tenían posibles. La cosa, desde luego, era poco solidaria y, con el tiempo, estas prácticas antidiluvianas, ante las quejas de los pueblos vecinos, se prohibió. No era de razón cambiar los designios del cielo.

    El caso es que el nublado que tenemos encima ahora es peor que una tormenta veraniega de piedra, que suele caer en una zona determinada, mientras esta que nos acongoja es universal. Contra la crisis ni los cañones de Navarone. Esto tiene unos ingredientes mucho más difíciles de superar. Los bancos presumen de beneficios suculentos, como el Santander de Botín, pero a la hora del crédito a las pequeñas y medianas empresas las despachan con agua de borrajas y les piden más seguridades que la policía de fronteras de Estados Unidos. Y las cajas, ¡ qué decir de las cajas ¡. Las cajas están para pocos trotes. No están ahora más que para subsistir. A Caja Duero y Caja España le quedan unos días para fusionarse,mientras Caja Ávila y Caja Segovia han dado un salto al vacío de consecuencias imprevisibles.Tantos intereses ocultos, tanta mamandurria, no se ha podido resolver en dos años de negociaciones. Es que esta sí que es una tropa y no la del Conde de Romanones.  

       El resultado final de la fusión de Caja Duero y Caja España va a ser mandar a su casa a montón de trabajadores, bajo unas determinadas condiciones, mientras se quedan todos los causantes del desastre. Y no sólo eso: además han engordado las comisiones, con lo que también les caerán más dietas. En lugar de castigo y asunción de responsabilidades, pille. Esto es España. Por eso siguen rumbando por la calle, como si nada, Hernández Moltó, el presidente que dejó para el arrastre a Caja Castilla-La Mancha, y los curas de Cajasur. Durante la crisis cajera he escuchado decir a alguna autoridad política, ante la actitud de Julio Fermoso y otros que tal bailan, respecto a la fusión, que “alguien deberá asumir responsabilidades ante lo que puede pasar”.¿Qué responsabilidades?.¿Quién va a pedir esas responsabilidades?.Palabras, palabras, agua de achicoria. Aquí siempre pasa lo mismo: los pirómanos terminan por ser decorados como bomberos.

      Y mientras tanto, miles de empresas han cerrado por falta de crédito.¿Hay algún fiscal que actúe contra esta realidad? La economía de España ha estado sentada sobre un caballo con pies de barro y un sinfín “moltós”. Pero ante el nubarrón no significa que haya que rendirse. Al contrario. Esto sólo lo arreglamos entre todos, como dice la campaña de la Fundación Confianza del Consejo Superior de Cámaras. Entre todos, si logramos que se vayan unos cuantos. Entre ellos Zapatero y su Gobierno, Rajoy y la oposición entera. Los titulares de pena, y el banquillo ni para jugar en Segunda. Por eso la huelga general ya  asoma por las bardas. 

Aniano Gago. Periodista.