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Detrás de los cítricos

Detrás de los cítricos

lunes 10 de mayo de 2010, 06:32h

El 20 de mayo del año 2006, el presidente Evo Morales autorizó el funcionamiento de un tercer mercado para la hoja de coca en el país. La autorización fue anunciada por el entonces ministro de Desarrollo Rural, Hugo Salvatierra, en un acto realizado en la localidad de Caranavi. El nuevo mercado permite a más de 3.000 cocaleros de Caranavi y zonas vecinas vender su producción en La Paz, sin tener que recurrir a otro mercado existente en la misma ciudad que está controlado por los campesinos de las provincias aledañas de Yungas Norte y Sur. Cada afiliado al sindicato cultiva un “cato” (40 por 40 metros), que anualmente, con tres cosechas al año, permite ingresos por cerca de 9.000 bolivianos (1.119 dólares). De esta manera, en Caranavi, de 491 hectáreas de coca que había el año 2002, subió a 1.700 hectáreas el año 2007 (ONUDD, 2008).

Desde esta autorización ha existido entredichos y conatos de enfrentamientos entre productores tradicionales de Yungas y los nuevos de Caranavi. El año 2009, los precios de la coca en la región bajaron y una de las causas que identificaron los productores tradicionales para el descenso estaba en que el mercado se saturó con la producción de coca excedente e ilegal no sólo de Caranavi, Teoponte o Alto Beni, en La Paz. Si vemos las cifras, constataremos que el año 2003 en el trópico cochabambino había 7.000 hectáreas de coca y el año 2007 éstas llegaban a 8.000. Mientras que en Yungas el año 2003 había 16.000 hectáreas, pero el año 2007 subieron a 20.000 (ONUDD,2008).

Si bien la disputa interna en los Yungas tiene sus propios actores, el conjunto de ellos también están enfrentados a los cultivadores de coca del Chapare, de los cuales el actual Presidente de la República sigue siendo su dirigente máximo. La disputa está en que los paceños reclaman al Gobierno el mismo trato en ventajas económicas, sociales y políticas que a los del Chapare. La mayor inversión per cápita en caminos y electrificación de Bolivia está en el Chapare y el Gobierno ha ido instalando una serie de factorías en la región como, por ejemplo, Papelbol.

En este sentido, detrás de las disputas por la planta de cítricos y el bloqueo de la carretera a Caranavi hay variados intereses en juego. En el ámbito interno de la región yungueña se evidencia un marcado rivalismo entre dirigentes colonizadores que pugnan por ser los referentes sociales ante el Gobierno central. Fidel Surco, quien hasta antes de este bloqueo se mostraba como el único y superpoderoso dirigente de la región y de la hoy moribunda Conalcam, está en cuestión y su liderazgo ha mostrado su lado más débil estos 12 días. Es probable que después de estos conflictos haya un reacomodo dirigencial para el relacionamiento con el hermano Evo. La disputa por incrementar las hectáreas de producción de coca y del control de mercados también está en juego. Según cómo concluya el conflicto, con la victoria o derrota de Caranavi se decidirá el destino de la ampliación o reducción de producción de coca en la región frente a otras.

Finalmente, los yungueños, en general, más allá de sus diferencias internas, le están enviando un cítrico mensaje al Gobierno: o nos das el mismo trato que a los chapareños o ya puedes ver de lo que somos capaces. Si bien el eje de los conflictos y bloqueos antes de 2006 estaba en el Chapare (a más de 600 kilómetros de La Paz), ese eje quiere asentarse en el patio trasero del Palacio. Así nuestros gobernantes, ante éste y otros conflictos, están ante la amarga disyuntiva de seguir con la cooptación rentista que ha mostrado tener sus límites o la purga de los insubordinados mediante el uso de la fuerza estatal que siente precedentes.

Ciudadano de la Rep. de Bolivia


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