La clave del IESS

Cuando el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social entró a ofrecer servicios de información vía Internet, más de un afiliado criticó la decisión porque una gran cantidad de usuarios carecía de una computadora para acceder al sistema.

La página web, desde entonces, ha permanecido a pesar de todo, y cada vez con un número de visitas creciente, hasta el punto de que,  en determinados días y horas, hay que armarse de paciencia y esperar varios minutos para acceder a una información, emulando a veces  la espera en las filas que físicamente se realizan en sus dependencias.

Afortunadamente, en línea, el usuario, sea  empleador o afiliado, puede continuar aprovechando su tiempo. La información está allí.

El IESS avanza modernizando sus plataformas informáticas y levantando millones de datos del sistema laboral ecuatoriano, ahora con una rigurosidad mayor.

Hasta hace poco tiempo, obtener una clave que le permitiera a un afiliado acceder a sus datos en la página web requería copia de cédula, certificado de votación y un número de cuenta bancaria. Pero hoy han sumado la exigencia de planillas de servicios básicos pagados por el afiliado o contrato de arrendamiento domiciliario, si no es propietario de vivienda.

El trabajador ecuatoriano es muy informal en su mayoría. Hay miles de obreros que habitan los barrios marginales de las grandes ciudades, donde no se tienen todos los servicios básicos ni se firman contratos de arrendamiento domiciliario.

Es importante modernizar al IESS, agilizar sus servicios, pero se debe facilitar a todos sus afiliados el acceso a la tecnología, quizás exigiendo una copia de su contrato de trabajo, para acceder a una clave para uso de su cuenta en la página web.

Más temprano que tarde, sus máximas autoridades conocerán de estas disposiciones que muchas veces no han sido estudiadas a profundidad y con sabia determinación facilitarán el camino al ecuatoriano común, al de a pie, al que hoy vive en una invasión y al que trabaja más de ocho horas diarias  para el progreso de su nación, aunque no tenga una planilla de agua porque la compra en tanque.