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Obama promete poner fin a la "cómoda relación" entre las petroleras y los reguladores

sábado 15 de mayo de 2010, 02:21h

El presidente de Estados Unidos prometió este viernes poner fin a la "cómoda relación" hasta ahora entre las petroleras y los organismos oficiales encargados de supervisarlas tras reunirse con el equipo que se enfrenta al derrame de crudo en el Golfo de México.

Obama, visiblemente molesto, advirtió que la situación en la costa del Golfo puede convertirse en "catastrófica" y se declaró "airado y frustrado" por el comportamiento de las compañías petroleras en su comparecencia ante el Congreso.

En concreto, se refirió a la actuación de BP, Transocean y Halliburton en el Capitolio, algo que calificó de "espectáculo ridículo". "No toleraré más irresponsabilidad o que se sigan echando la culpa unos a otros", declaró el mandatario, que subrayó que "bastante culpa hay para repartir".

Así, indicó que el Gobierno también comparte parte de la culpa en el desastre por haber tolerado durante demasiado tiempo la "cómoda relación" entre las petroleras y los organismos reguladores.

Esa relación permitió que se emitieran licencias a las petroleras sin las salvaguardas necesarias, y basándose tan sólo en sus promesas de  utilizar métodos seguros. A partir de ahora, aseguró, la norma para emitir las licencias de perforación será "confiar pero comprobar".

"He visto con mis propios ojos la ira y la frustración de nuestros conciudadanos en la costa" del Golfo afectada por el derrame, que visitó el pasado día 2. "Déjenme decirles que es una ira y una frustración que comparto como presidente", subrayó.

Obama indicó que ahora la prioridad principal es taponar el escape que se produce a más de 1.500 metros de profundidad. Según los científicos gubernamentales, el derrame es de cerca de 5.000 barriles al día, aunque algunos medios han apuntado que la cifra puede ser muy superior.

El comandante del Servicio de Guardacostas Thad Allen indicó que se trata de "un acontecimiento sin precedentes". El crudo se extiende por una zona muy amplia y "no hay acceso humano posible al punto en que brota", por encontrarse a demasiada profundidad, explicó Allen.

Ante el fracaso hasta el momento de todos los intentos por taponar el pozo averiado, BP intenta ahora conectar, mediante robots submarinos, un tubo que permita trasvasar el crudo a un buque petrolero en la superficie del mar.

En sus declaraciones del viernes, Obama admitió que no se conoce con seguridad cuánto crudo mana diariamente del pozo, pero subrayó que el Gobierno está preparado para enfrentarse a "una situación catastrófica" si se llega a ello.

Si fracasan los intentos actuales, podría tardarse hasta noventa días en perforar una nueva abertura al pozo, que supondría la solución definitiva. El presidente estadounidense insistió en que resolver la situación requiere "esfuerzos incansables", a la vista de la "devastación potencial" que podría ocurrir si el crudo continúa fluyendo sin freno.

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