La ‘cumbre’ UE-Iberoamérica resulta muy poco prometedora desde el punto de vista periodístico: siguiendo una moda muy en boga en este tipo de encuentros –no solamente en España, por cierto--, periodistas y dignatarios están separados físicamente, y los informadores tienen que conformarse con la rueda de prensa final, a menudo con un número limitado de preguntas, y algunas de ellas incluso pactadas, para hacer sus crónicas. Lo lógico sería que los periodistas pudiesen deambular con libre acceso, para poder entrevistar a quienes a ellos les interese, obtener más información y comentarios y, en fin, poder ofrecer a sus lectores, oyentes, espectadores o navegantes un trabajo interesante, diferente según los medios. ¿Dónde queda el periodismo a la antigua –y eterna—usanza? Y, por otro lado, ¿qué sería de estas pomposas ‘cumbres’ sin los medios de comunicación? Lo único que les interesa a los organizadores y participantes son, parece ser, las imágenes, los posados, las fotos de familia. Luego se extrañan de que la gente pase de estos fastos…