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¿Estamos locos o qué?

'El tiempo entre costuras'

"El tiempo entre costuras"

jueves 20 de mayo de 2010, 09:17h

Hace dos días asistí a los Premios Alfaguara de Novela (este año el premio ha sido para Hernán Rivera Letelier, Chile, 1950), una fiesta que cada primavera ofrece de manera pomposa la editorial Santillana en la terraza de su sede. Los premios Alfaguara son, por antonomasia, el encendido de la Feria del Libro. A partir de su jolgorio empieza todo lo demás (literariamente hablando, se  entiende)

En esas fiestas siempre se encuentra uno con los escritores más afines a la ideología Santillanera, esto es, del grupo Prisa, esto es, ya saben ustedes por dónde voy. Y quién habla de escritores habla de periodistas. Y allí me encontré a uno que reúne dos cosas a la vez, Juan Cruz. Juan no debe de estar nunca de acuerdo (o casi nunca) con lo que yo escribo en mis columnas. Pero es educado y no me lo dice abiertamente. Charlé apenas siete minutos con él (Juan reparte muy bien los tiempos porque tiene que saludar a todo el mundo) y en ése inter me presentó a varias personas como: esta es Bibiana Aído. Claro que el resto no imaginan por qué y la respuesta es por la caña exagerada que, según Juan, le doy a la ministra de Igual da (ven, igual Juan tiene hasta razón). El caso es que el escritor canario primero alabó mis columnas (eso lo hace no porque sean buenas sino porque sabe, como buen perro viejo que es, que cuando has de captar la atención de alguien y no ponerlo en tu contra, has de empezar alabando su gestión o lo que quiera que sea suyo) y a continuación le metes la daga por dónde menos se lo espera. Juan me dio un consejo y yo lo voy a seguir ya mismo en esta columna. “Tienes que hablar de vez en cuando de cosas positivas, no siempre de las negativas”.

Como de momento en Aído no encuentro nada positivo, busco entre algo de estos últimos días y les cuento que he leído un magnífico libro, un novelón, novelón de los que hacen historia, que te atrapan en la primera página, que te desvelan y que cuando por fin los terminas te quedas huérfana un par de días y notas que te falta algo en tu vida, un no sé qué que te ha vaciado por dentro. Estoy hablando de El tiempo entre costuras de María Dueñas, ed. Temas de Hoy.

Sira Quiroga, modistilla en un barrio castizo de Madrid en la II República, justo antes del comienzo de la guerra civil. Conoce a alguien que cambia su destino y se va antes de la contienda a vivir a Tánger (en aquel momento protectorado de condominio de varios países europeos) Y hasta aquí les puedo contar. Lo que a raíz de irse al norte de África vive es digno de película, de novela de las antiguas de las que recuerdas toda tu vida.  Se vuelve en ocasiones a Madrid, a Embassy, se va a Lisboa, vuelve a Tánger, Tetuán y mientras uno acompaña a la protagonista en estos viajes va oliendo lo que describe. Tienen ustedes que leer esta novela porque es sencillamente magnífica. No tiene fisuras, está perfectamente estructurada y los personajes tan bien definidos que da la impresión de que los está copiando de alguien que conocemos.

Sólo le pongo un pero a la autora de la novela; que la haya terminado el libro, yo hubiera seguido cada día leyendo tres, cuatro horas, da igual. De hecho ha dejado un final tan abierto que espero que se anime con la segunda parte. Y quiero desde esta pequeña columnita felicitar a la editora del libro, Raquel Gisbert, porque detrás de una buena novela hay siempre un buen editor que da la luz verde para que se publique. Buen ojo Raquel y buen trabajo.

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