Estuve en la Cumbre Iberoamericana en Madrid

El martes a las diez se inauguró la VI Cumbre Europa-América-Caribe. Por deferencia del Ministerio de Asuntos Exteriores solo se nos invitó a la mesa y portavoces de la Comisión de Asuntos Iberoamericanos del Senado. Y allí estuve yo desde las 9,30 viendo las idas y venidas del personal de protocolo. No debe ser fácil  organizar un sarao de esa envergadura con jefes de estado y de gobierno de Europa y América. Unos sesenta, que se reúnen cada dos años.

De repente empecé a ver caras conocidas: Evo Morales, Lula, Calderón, Uribe, Cristina Kichner, su marido que se parece el Dioni, Moratinos, Alan García y muchos europeos aunque en esa apertura llegó tarde Sarkozy y se había ido Angela Merkel.

Habló un cabizbajo Zapatero, muy tocado, Alan García, Van Rompuy, Durao Barroso y Cristina Kichner que reivindicó las Malvinas, criticó el proteccionismo, y pidió se respetara la inmigración recordando que tres de sus abuelos eran de Asturias. Todo muy sobrio, comedido, de circunstancia, pero conscientes del momento que vivimos todos en un mundo globalizado. En una hora había acabado todo y se habían ido a aprobar las resoluciones que pasaban por acuerdos económicos, creación de una Fundación, y la apertura de negociaciones entre la Unión Europea y Mercosur. Poco a poco se avanza.
Tenía su aquel verles a todos esos iconos políticos rascarse la oreja, contar chistes, abrazarse, bostezar y aplaudir. Como lo que hacemos los demás. Pero verlos a tres metros de uno y no en la tele tiene su curiosidad.

Me ha impresionado el don de la palabra de Alan García quien sin papeles ha hecho un discurso perfectamente trabado y muy efectista. Cristina Kichner lo ha hecho también bien. Los europeos han leído sus intervenciones.
Al final he hablado con Moratinos. Le había hecho yo una interpelación sobre cómo iba a plantear en esta Cumbre la defensa de los derechos humanos pero va a convertirla en una dación de cuentas de la propia Cumbre.
Ojalá se cree ese mercado de 700 millones de habitantes y eso vaya eliminando la pobreza en aquel y en este continente.

Mucha seguridad y un día radiante madrileño. Pero la procesión va por dentro.