Lo de entre todos, se refiere a los taurinos que manejan y manipulan la Fiesta. Pese a lo cual, el público ha llenado prácticamente las 24 tardes del bochornoso ciclo, 24. Él sí que es el auténtico triunfador -eso sí, económicamente ha sido la empresa la que se ha beneficiado; ella sí que ha triunfado- a la par que el auténtico estafado por todos.
Es decir, figuras -mejor figuritas o figurones- que imponen sus toritos comerciales -todos del casi podrido encaste
Domecq-, ganaderos que crían estas bazofias de bicornes a su servicio, empresarios que tragan con sus imposiciones aunque lleven la plaza más importante del mundo -Las Ventas, naturalmente-, veterinarios que aprueban estos bueyes descastados e inválidos y presidentes que lo autorizan todo.
Y pasa lo que pasa, que salvo la rebelión de algún modesto -siempre con las corridas duras que desprecian los figurones y que a la postre son las únicas que embisten -
Dolores Aguirre, Cuadri, Palha- como
Rafaelillo, al que ese palco cómplice con el sistema le negó una segunda oreja con la que habría abierto la Puerta Grande, que ha estado a punto de conseguir ser el triunfador oficial, aunque lo es moralmente.
Sin olvidar la gran parte de culpa de la Comunidad de Madrid, propietaria del coso, responsable del pésimo pliego de condiciones con que la saca a concurso que tan polémicamente ha entregado a la empresa y las infumables
declaraciones y 'espantá' de su vicepresidente
Ignacio González, del que depende administrativa y políticamente el coso venteño.
Rafaelillo, muy cerca
De momento, entramos en ese añadido artificial que es la Feria del Aniversario -qué aniversario- para que a la empresa le cuadren los dineros, con nuevo paseíllo de las figuras -con toros de su gusto, por supuesto-, y la ausencia definitiva de
José Tomás, sustituido por dos de esas figuras fracasadas,
Perera y
El Juli. A su finalización será hora del balance final.
Volviendo al abono isidril, los únicos de sus premios que son oficiales, porque los otorga la propia empresa, por medio de un jurado compuesto mayoritariamente por críticos taurinos, han quedado desiertos en cuanto a sus dos facetas más importantes: triunfador de la feria y mejor faena. Así, lo ha decidido por mayoría el jurado de los Premios Taurodelta, aunque Rafaelillo, que obtuvo ocho votos, fue el torero más votado.
También se ha decidido declarar desierto el premio a la mejor faena e, igualmente en este caso, el propio Rafaelillo ha sido el más votado (siete votos), seguido de El Juli con seis. La divisa de Cuadri ha obtenido el premio al mejor toro -'Frijonero'- y Puerto de San Lorenzo, a la mejor ganadería. Los premios son:
Triunfador de la feria, desierto; mejor faena, desierto: mejor novillero,
Juan del Álamo; mejor rejoneador,
Leonardo Hernández; torero revelación, desierto: mejor estocada,
Eugenio de Mora; mejor picador,
Luis Miguel Lerio; mejor brega de subalterno,
Raúl Cervantes; mejor par de banderillas,
Carlos Casanova; mejor ganadería, Puerto de San Lorenzo, y mejor toro:, 'Frijonero', de herederos de
Celestino Cuadri.