David y Goliat

Israel ha cometido hoy una nueva y terrible –e imprevisible en sus consecuencias- masacre en aguas internacionales. Han muerto literalmente  acribilladas más de una docena de personas que navegaban en varios barcos humanitarios (“la flotilla de la libertad”) para llevar enseres, casas prefabricadas, alimentos, medicinas, tractores y otros medios de subsistencia a la población palestina de Gaza, sometida desde hace años a las arbitrariedades criminales de los gobiernos de Tel Aviv.

Goliat sigue masacrando a David. El Dios de los judíos no es ya aquel Dios al que hemos invocado más de media humanidad durante más de medio siglo implorando piedad y justicia por y contra el genocidio nazi durante la segunda guerra mundial, e incluso castigo a los que lo llevaron a cabo. Los genocidas nazis del holocausto judío tienen ya, por lo que estamos comprobando desde hace varias décadas, poco que envidiar a los que ya nos van pareciendo, a su vez, auténticos genocidas judíos del holocausto palestino.

Obama debería retomar el discurso pronunciado en la Universidad de El Cairo en las primeras semanas de su mandato, cuando parecía que advertía al gobierno de Israel acerca de sus intolerables acciones contra el pueblo palestino.  Y parece, en efecto, que aquellas esperanzadoras y bellas palabras se han quedado en puro humo. La Unión Europea debería tomar en consideración las críticas realizadas por uno de los supervivientes españoles de la matanza de esta madrugada, cuando afirma que ni España ni la UE han hecho caso de sus peticiones de ayuda para llevar a cabo la acción humanitaria de la “flotilla de la libertad”.

El Papa de Roma debería de poner ya mismo el grito en el cielo para condenar estos crímenes de estado, que no son los primeros ni los únicos que ha cometido Israel desde 1948. Incomprensiblemente es el único estado del mundo que paga abiertamente a mercenarios para acabar con la vida de personas que consideran enemigas (llámeselas terroristas o lo que sean), sin que nadie mueva un dedo para condenarlo, retirarle los embajadores o acabar con las ayudas tan poco humanitarias como los sofisticados armamentos que le venden los EEUU e incluso España.

Cuando el embajador de Israel aparecía en un telediario de hoy afirmando que su gobierno (el de Netanyahu) ha actuado “en defensa propia”, daban ganas de vomitar. ¿Cómo tiene este hombre el cinismo de afirmar tal barbaridad, cuando, según los noticiarios de todo el mundo, los soldados israelíes han atracado y disparado a 700 personas que navegaban esta noche en varios pequeños barcos, y por aguas internacionales, que se han defendido con palos y sillas, muriendo casi dos docenas de los pasajeros que navegaban en dirección a Gaza para llevar ayuda humanitaria al pueblo palestino?

Llevaban años intentándolo y en esta ocasión quería ser Israel quien distribuyera esa ayuda…previo depósito en sus puertos. Los barcos humanitarios llevaban bandera turca, y todo su personal pertenece a ONG,s (Organizaciones No Gubernamentales) comprometidas desde hace mucho tiempo con el sufrimiento palestino, Islamistas, por cierto. Una vez más, Goliat ha masacrado a David. Como el pequeño y débil personaje bíblico, algunos de los pacíficos pasajeros de la flotilla de la libertad se han defendido con piedras. Fatalmente la realidad histórica moderna nos lleva a pensar que Goliat saldrá, de nuevo, ganando. Pero quién sabe. El mundo está ya lleno de pequeños David, y quizás a Goliat le queden dos o tres telediarios, gracias, entre otras cosas, a la intolerable y cínica intervención televisiva del embajador israelí en España.