El actual consejero delegado de Banco Santander, Alfredo Sáenz, fue presidente de Banca Catalana cuando el banco fundado por Jordi Pujol pasó a la órbita del BBV. Esto le obligó a vivir en Barcelona entre 1983 y 1988.
Sáenz, que pasa por ser un ejecutivo serio y cumplidor, consideró que debía aprender catalán, para lo que se marcó una disciplina férrea. Durante un año estuvo estudiándolo a fondo, incluidos los fines de semana, en los que ocupaba seis horas del sábado y del domingo.