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Política y pobreza

Política y pobreza

viernes 04 de junio de 2010, 09:01h
En septiembre de 2009 el Director de Caritas de Barcelona explicó ante el Senado quienes eran los nuevos rostros de la pobreza ante la crisis e hizo algunas propuestas. Pocos meses antes había intervenido con el mismo tema ante el Parlament de Catalunya. Hace poco se ha publicado algo de su contenido que me permitiré reproducir  libremente en sus aspectos mas impactantes  referidos especialmente al área metropolitana de Barcelona con cerca de cinco millones de habitantes. En 2009 Caritas dobló el numero de personas atendidas  y de  ayudas económicas en relación a 2007. A pesar de ello queda un alto porcentaje de personas no atendidas por los servicios sociales de las administraciones. Durante los catorce años de bonanza económica  de nuestro país la tasa de pobreza española estaba entre el 18 y el 20% de la población. No se aprovecharon como se debía los años de las vacas gordas y ahora se pagan las consecuencias. Al problema se añade: los nuevos pobres, los pobres de ida y vuelta (salieron de la pobreza pero han vuelto a ella), los trabajadores que como consecuencia de sus bajos ingresos son pobres y los inmigrantes sin trabajo. Las ayudas de Caritas han cubierto en el 56% de los casos a  necesidades de vivienda, de entre ellos   el 68% se referían a habitaciones  realquiladas y el 15% a pago de alquileres. El resto de intervenciones han sido  principalmente para facilitar  alimentos y para resolver problemas relacionados con la infancia. Por desgracia la medida de la salud económica de un país se basa en el PIB , que no recoge la realidad de las desigualdades sociales y con ello todos felices y escaso interés para reducirlas.  Como ejemplos claros de esta situación cabe destacar la dura realidad de que   el sistema educativo debería haberse mejorado evitando criterios partidistas,   que se habría tenido que invertir un mínimo de tres puntos mas del PIB en protección social y no se hizo, que se han olvidado las pensiones de jubilación y viudedad que están por debajo del umbral de pobreza, que las entidades financieras, sin control alguno, han estimulado la compra de viviendas con hipotecas inviables, que  la formación profesional arrastra años de escasa eficacia, que  la falta de  coordinación entre las diferentes políticas sociales de las administraciones es evidente. El estado de bienestar fue una bonita idea pero débil aunque vendió muchos votos y fue alegremente desperdiciada en otros menesteres.  Caritas insiste, hay mucha gente que sufre hambre, alimentación deficiente, falta de vivienda digna, limitaciones culturales, enfermedades crónicas, miseria. Muchos de los que están bajo este umbral de pobreza están desde hace años pero  también son muchos los que han entrado en este sector  como resultado de la crisis financiera y económica actual. Después de muchos meses de esperar inútilmente alguna solución han llegado las órdenes jerárquicas de la Comunidad Europea, con el pleno apoyo de los demás países más o menos desarrollados. Es curioso ver la traducción de las mismas a nuestra pura y dura realidad:  maquillar las cuentas estatales con una mas que discutible distribución de la necesaria reducción del gasto publico, reducción de  ingresos porcentualmente clara pero socialmente desigual, y, eso siempre,  aumentar los impuestos. Ni la mas mínima idea  y ni la mas remota referencia sobre medidas para favorecer la producción y la productividad, conceptos distintos pero necesariamente ensamblados,  tanto desde el punto de vista  empresarial como laboral. Pero desgraciadamente nadie se preocupa  de tomar medidas en serio sobre  las estafas descomunales en el marco de las complicadas redes financieras globales,  sobre las responsabilidades políticas de los que permitieron desarrollos económicos sin base adecuada y con ganancias indecentes,  sobre la increíblemente frecuente corrupción, sobre el correcto papel que el ciudadano espera del poder judicial Las discusiones y acusaciones mutuas entre los políticos deberían sonrojar a un conjunto que no sufre la crisis, aunque se auto-reduzca algo sus emolumentos pero que no parece haga nada positivo para superarla,  y en lugar de tomar, todos a la una, las decisiones imprescindibles y urgentes deciden, una vez mas, que los platos rotos sigan pagándolos los de siempre. Pero lo peor, lo mas desesperanzador, lo mas preocupante, dada la demostrada inutilidad de nuestros políticos actuales, es saber quien  los puede substituir antes de la debacle Añado, antes de terminar,  salvo honradas excepciones, que algunas hay.      
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